14 ── P.M

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La Nochevieja llega deprisa, una vez pasada la emoción de la Navidad, la semana acaba en un abrir y cerrar de ojos. Mi cumpleaños ha pasado como un día más y estoy bien con eso.

Claro, que yo estuviera en paz con la idea de no celebrar nada, no iba mucho con el estilo de mis amigos. La mañana del 27 de diciembre me desperté con la baba de la pequeña Charlotte en el rostro, detrás de la cachorra estaban Holly y Alicia, demasiado animadas para un día de semana en la mañana.

No me estaba quejando, las chicas y Jaime llegaron para que cenáramos juntos comida china de cumpleaños, incluso Alicia invitó a su novio Sean, quien trajo un pastel tan bonito como costoso. Holly se quejó cada dos por tres detrás de su té frío durante toda la noche, alegando sobre la relación costo-calidad del postre: aseguraba que la masa estaba muy seca para su precio.

Saco el pollo que está en el horno y me apresuro hacia la plancha de cabello que aguarda por mí, en su punto. Corro de un lado a otro, con el tiempo casi encima de mí. Todavía no he cubierto los bombones que llevaré a la fiesta en el piso de Sean y Alicia, mi vestido se está arrugando de dar tantas vueltas y casi quemo la comida de Bucky.

La razón por la que estoy horneando algo de cenar para Bucky, se remonta a dos días atrás.

Aunque las veces en que vi a Bucky a plena luz del día eran contadas, en su mayoría lo involucraban a él o al señor Nakajima saliendo del edificio, la cuestión estaba en que eso sucedía en días específicos. Pensé que podía tratarse de un trabajo, así que ese viernes que mi turno acabó antes, me lo encontré cuando él salía del edificio y yo regresaba.

Ya nada quedaba de la incomodidad inicial y nos saludamos con cierta costumbre. Hasta que yo, en mi infinita imprudencia, decidí preguntar:

—¿Qué harás para Año Nuevo?

Él se congeló, por su silencio creí que me quedaría sin respuesta, hasta que se aclaró la garganta y me contestó sin hacer contacto visual.

—Me quedaré en casa.

—Oh. —¿Así era? ¿No tenía algún amigo que visitar? Tenía que cambiar de tema, ahora mismo—. Bueno, yo... ¿Trabajas por aquí cerca? ¿O estás jubilado?

—¿De qué estás hablando, Dannika?

Al menos me siguió el rollo.

—Me refiero a que casi no sales, pero te pierdes días completos —le expliqué—. ¡Eh, no me veas así! Cuando regreso de mis turnos siempre te veo, no te creas que me siento a espiarte.

—No estoy trabajando.

—Bueno, sería el colmo si el país te lo exigiera, ¿no crees? —mascullé. Él alzó una ceja con una sonrisa de medio lado.

A.M. ✦ Bucky BarnesWhere stories live. Discover now