𝐀𝐌 | Bucky no puede dormir por las pesadillas y Dannika sufre insomnio, ambos hechos concluyen en ellos dos encontrándose en la escalera de incendios de su edificio. De la casualidad surgen grandes cosas.
THE FALCON AND THE WINTER SOLDIER
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Es jueves en la noche y lo único que deseo es desmayarme en mi sofá. Mi jefa me pidió quedarme a ayudarle a hacer inventario y no existía lugar para que me negara, a pesar de haber terminado lo más rápido que pude, todavía tuve que caminar un par de calles para comprar comestibles. Ni siquiera mis botas hicieron que el camino fuese menos duro y mis pasos más deprisa.
— ¿Qué llevas ahí?
Mi respiración se queda atrapada en mi garganta cuando escucho una voz salir de un callejón. Oh no, me faltan apenas dos calles para llegar a casa.
—Nada que te importe.
Bueno, que nadie diga que tengo el mejor instinto de supervivencia. Hice el test cuando todavía existía pottermore y por más que luche por ser una Ravenclaw como mi hermana mayor, seguía quedando en Gryffindor y viendo mis acciones, supongo tiene algo de sentido. Aceleré el paso sin titubear. Vamos, ya casi estoy allí.
Una calle menos, ya casi.
Mantengo una de mis manos dentro de mi cartera, donde aguarda mi precioso gas pimienta si necesita ser usado. Al atisbar al fin mi edificio, una ola de alivio me llena. No por eso detengo mi apresurado ritmo, hasta que escucho el sonido tosco de algo cayendo desde altura y mis nervios se disparan.
Saco el gas pimienta apuntando a todas direcciones.
— ¡Espera, soy yo!
— ¿¡Qué demonios, Bucky?!
La lata se me cae de la mano del susto y me llevo una mano al pecho. Dios mío, este hombre tiene por trabajo matarme de un susto. Él de inmediato luce avergonzado y recoge lo que he tirado.
—Vi que estabas casi corriendo por la calle, no quise asustarte.
—Bueno, lo hiciste —respondo con brusquedad, respiro profundo para calmarme—. Un tipo quiso asaltarme o qué sé yo, por eso venía caminando tan rápido. ¡Y luego tú caíste del cielo!
—Bueno, no caí del cielo —pone una pequeña sonrisa y se pasa una mano por la nuca—. Estaba en la escalera de incendios y te vi venir, por eso bajé.
— ¿Y te tiraste desde ahí?
—Sí, ¿por qué no?
—Te puedo dar al menos quince razones para no saltar de un tercer piso.
El pánico que sentía hace poco ha desaparecido hasta el momento. Nadie con al menos tres dedos de frente, se atrevería a meterse con este sujeto. La cuestión será cuando me quedé a solas en el departamento o deba volver de nuevo por alguna razón, muy tarde del trabajo.
Tomo el gas pimienta de la mano de Bucky. No lleva sus guantes, ni tampoco ninguna de las chaquetas o sudaderas que acostumbra llevar puestas. No me permito bajar mirada de su barbilla, porque no hay manera de que me cerciore si hay abdominales ahí o no, eso no lo hacen los... ¿Vecinos? ¿Amigos?
