La bondad es poderosa

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Melione entró de nuevo al castillo que ahora era su hogar

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Melione entró de nuevo al castillo que ahora era su hogar. Tenía que hablar con Sliab para contarle cómo había sido su reunión con el conde y como habían llegado a un acuerdo antes de que accidentalmente muriera. Pero había una cosa que le preocupaba y era Cian.

No había cruzado palabra con él desde que habían abandonado la posada. Tenía el rostro sombrío y aunque hubiera intentado animarlo haciendo algún comentario ingenioso o hablar de simplezas como el clima no había contestado a sus intentos de entablar conversación.

No le juzgaba, ella no sabía que habría hecho si alguien se le declaraba y le hubiera rechazado. Aunque le dolía no corresponderle dado que era un macho maravilloso con quien tenía una relación muy estrecha y no quería que todo eso se rompiera por sus sentimientos.

Así que se le cruzó una idea en la mente y decidió hacer algo por su amigo, aunque este no supiera que lo necesitaba.

―Tengo que ir a buscar a Sliab, puedes tomarte el día libre si quieres.

―Gracias, majestad. Voy a retirarme a dormir, he tenido una pesadilla horrible esta noche.

―Descansa, te veré mañana.

Cuando Cian se retiró a sus aposentos a dormir, los cuales habían sido los de ella al principio de su aventura en Emyerald, comenzó a andar por el castillo.

Se cruzó con una joven sirvienta que barría el suelo. La hembra era joven, debida de tener la edad de Cian. Melione sonrió al verla, era perfecta. Tenía unos ojos verdes del tamaño de nueces y sus afiladas facciones se marcaban bajo la cofia que llevaba que le cubría el pelo castaño.

―Buenos días ―le dijo en un tono jovial.

―Buenos días, majestad ―su tono se volvió más agudo.

―¿Cómo os llamáis?

―Rosha―sus labios se movieron temblorosos.

Melione no se sorprendió cuando la cara de la joven adoptó la misma expresión que todos ponían al hablar con ella. Como si estuvieran viendo el amanecer, tan poderoso y hermoso al mismo tiempo. Ella no entendía el efecto que causaba en todos aquellos seres, pero no podía negar que le gustaba y a veces se aprovechaba de aquella situación.

―Es un nombre de flor, muy bonito― se apoyó en la pared y sonrió.

―Gracias―agachó la mirada y sus mejillas se tornaron rojizas.

―Me gustaría proponeros algo... No quiero sonar indecente, pero antes de todo ¿tenéis pareja?

―No ―apoyó el palo de la escoba contra la pared.

―Bien, me gustaría pediros un favor. Os pagaré si me lo pedís―juntó las manos y las movió en dirección a ella ―. ¿Trabajáis por la noche?

―No, majestad― titubeó―. ¿A qué hora queréis que vaya a vuestros aposentos?―las palabras salieron de forma atropellada de su boca.

―¡No!¡No! Estoy casada― se tocó el pelo nerviosa y enseñó el anillo que llevaba en el dedo―. No es para mi, y no implica nada indecente.

Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]Where stories live. Discover now