Capítulo 21

17 12 14
                                    

Maratón 1/3

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Maratón 1/3

Capítulo 21

—Tú, más yo, igual a una cita este fin de semana —levanto la vista de mi libro y miro a Yannick, procesando lo que me acaba de decir.

—¿Una cita?

—Una cita, el fin de semana; dentro de dos días, 48 horas y no sé cuantos minutos.

Les hago resumen de lo que ha pasado desde que pasó con Yann (El beso, la declaración y todo eso). Pues al otro día sentí algo de vergüenza al mirarle la cara, todo lo contrario, a él; que me llevó al patio, al sitio apartado donde me encuentro esta y muchas veces más, y me dio un pequeño beso inocente para que me calmara y actuara como siempre. El beso no me ayudó mucho, así que tuve que darle un pico para lograr calmarme del todo. Luego me dedicó miraditas pícaras cada vez que tenía la oportunidad.

—¿Me es permitido declinar la oferta? —hablo como si fuera una mujer de negocios. Él niega frenéticamente.

—¿Me harías el honor de tener una cita conmigo este fin de semana? —Formula la pregunta, no obstante, me interrumpe cuando estoy a punto de responder. —Solo hay dos respuestas, sí o sí. —Ruedo los ojos.

—Qué remedio —le resto importancia, reteniendo una sonrisa.

—Luego te digo a qué hora te pasaré a buscar —me guiña un ojo, y como mismo llegó, se fue.

Cuando Yann está fuera de mi radar visual, le mando con urgencia un mensaje a Leyla:

Yo: SOS. Cita con Yann este fin de semana. No tener nada que ponerme. Necesitar ayuda.

Escribo como una cavernícola a postas, no sé, le da un poco de emoción a la cosa.

En estos momentos me siento como las chicas de las películas y libros que tanto critiqué. Esas que nada más tenían una cita se volvían totalmente locas porque no tenían nada que ponerse e iban a comprar ropa como psiquiátricas. Pero es que, en este caso, realmente no tengo nada que ponerme.

La mitad de mi closet se reduce a buzos, dos tallas más grandes que la mía, pullover que le he quitado a mi padre a lo largo de mi vida, que me quedan inmensos, una que otra blusa o pullover de mi talla de colores neutros que parecen que voy a un funeral. Poseo muy poca ropa con colores vivos. Mis pantalones están un poco desgastados por no renovar mi armario en muchos años, mi constitución física no ha cambiado en años; no he crecido, engordado o desarrollado curvas o volumen en mis pechos como para que no me sirva la ropa. Para asistir a la escuela, u otro lado sin importancia, está bien. Pero no para ir a una cita.

Y qué decir de los vestidos, si existen dos en lo más profundo de mi guarda ropas, es un milagro. Los odio, nada más los veo y tengo arcadas. Solo los uso por obligación.

Así que por ese motivo estoy justificada para ir a comprar ropa, y de paso renovar el closet. Antes no salía, pero mi vida cada vez está más cerca de dar ese giro de 180° que tanto han esperado mis padres y mi logopeda, la cual debe llegar mañana de sus vacaciones, así que necesito esto.

Una sola palabra: INCOMPRENDIDA   [Completa✓] #1 Where stories live. Discover now