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Siento que estoy dando vueltas en mí lugar

¿Dónde estoy? Ah, sí, en el hoyo.

¿Dónde estoy viviendo? En mi peor pesadilla

¿Qué día es hoy? ¡Vamos Aria! ¡Recuerda!

¿Qué día es hoy? Un dolor punzante se concentra en mí cabeza, seguido de un palpitar.

Sí, es lunes.

Espera ¿lunes?

¡LUNES!

Salto de la cama improvisada, porque siendo honesta, no me ha dado tiempo de ir al home deport a comprar una cama, tengo que anotar eso en mi agenda, por cierto ¿Dónde rayos está mi agenda? No la alcanzo a divisar, entre el castillo de cajas en el que vivo.

Masajeo mis sienes, respirando por la boca sintiéndome un poco estresada. Sé que tenía un montón de cosas que hacer éste fin de semana, y no las hice.

Tropiezo con la botella de vino, esa con la que tenía la intención de celebrar al buen Nathan.

Sonrío sarcásticamente.

Mencioné que no bebía, pero por algo se empieza, me pareció una buena idea beber una copa ayer, luego de la tercera, no recuerdo mucho, el alcohol y yo nunca nos hemos llevado bien. El poco contenido que queda se derrama en el piso, pero le resto importancia, no hay alfombra y mucho menos tiempo para limpiarlo.

Hablando de tiempo ¿Qué hora es? Mi celular está cargándose sobre una de las cajas, 7:50am.

Pongo las manos sobre mi cabeza «¡Imprudente! ¡Irresponsable!» —Me regaño a mí misma—El colmo para completar el vaivén de dificultades de mi vida en éste momento, sería quedar despedida, y no… no le daré ese gusto a Nathan.

Me detengo en seco y me río interiormente, «¡Como si a Nathan le importara!»

Me baño y arreglo lo más que puedo, incluso, me cepillo dos veces para no apestar a alcohol. Salgo del departamento a trompicones, con dirección al estacionamiento.

Veo doble «¡Imprudente! ¿Por qué bebes si de plano eres de las que te emborrachas con agua?»

No, mejor pido un uber. Hay uno a dos minutos, le pediré que me deje en el café de la esquina, necesito algo para despertarme.

Llego a la empresa alrededor de las 8:30am, sintiéndome profundamente culpable, pero a nadie parece importarle, todos tienen sus ojos pegados a los ordenadores, otros saludan con un asentimiento, hay música de fondo y por cada paso que doy, bebo de mi café.

Tomo asiento en mi cubículo y apoyo la cabeza en mis manos. Inhalo y exhalo por unos minutos, porque de verdad siento que haré cortocircuito en cualquier momento, mi cabeza palpita.

«Sí, venías a trabajar Aria, concéntrate.»

Busco la agenda de trabajo que siempre dejo en mi gaveta, al abrirla no la veo.

Me regaño mentalmente por ser tan chapada a la antigua y hacer caso omiso a los consejos de Evan.

“Siempre es bueno usar la agenda digital, ¿Qué harás si algún día la pierdes?”

“Eso no pasará, soy responsable, lo sabes” era mi respuesta.

¿Ahora qué diría de mí el mencionado? Relajo mis hombros, al menos sé que no me juzgaría, Evan no es así.

Enciendo el computador, hay un correo de él, felicitándome por mi adelanto del viernes. En Zstudios nos dedicamos a la creación de videojuegos y de apps para celulares.  Estamos trabajando en la creación de una app, que les avisa a los usuarios donde, a qué hora y en qué lugar, o establecimientos de comida (Restaurantes, supermercados) se pueden encontrar comida, en buen estado o que está a punto de vencer a mitad de precio. La propuesta surgió de algunas empresas que se dedican al sector alimenticio y que quieren darle un enfoque basado en la sustentabilidad a sus negocios, toneladas de comida en buen estado se pierden todo los días, es algo así como un negocio ganar—ganar, el medio ambiente se los agradece, no tienen grandes pérdidas financieras, y los usuarios podemos conseguir comida de calidad (Porque la he probado).

Empezar otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora