Cincuenta. La boda.

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SOFÍA.

Agosto llegó.
No entendía como pasaban los días tan rápido.
Las invitaciones ya estaban enviadas y casi todos los invitados confirmados.
Todos los preparativos estaban listos, teníamos hasta las flores elegidas (en tonos rosas), que irían en la iglesia y en el banquete.

Los días pasaban y pasaban a una velocidad increíble y cuando me quise dar cuenta, ya era septiembre. Agosto pasó en un abrir y cerrar de ojos, sin darme cuenta.

El día de mi veintiséis cumpleaños, Tom me invitó a cenar los dos solos. Sólo quedaban ocho días para nuestra boda y quiso que pasáramos tiempo juntos los dos solos, pues entre una cosa y otra, siempre estábamos rodeados de gente.

Hacía poco, Tom tuvo otro evento. Últimamente, acudiamos a muchos. No quería ir solo y yo, lo acompañaba. Me iba a costumbrando a tantos flashes de cámaras, a preguntas de los periodistas, a los gritos de sus fans y a todo lo que conllevaba tener un novio tan famoso.
- Perdona por todo esto- me dijo tras el último evento al llegar a mi casa.
- No te preocupes, cariño. Poco a poco, ya me acostumbro a estas cosas.
- De verdad, Sofía, lo siento. Ya sé lo poco que te gusta estar expuesta a estas cosas- dijo Tom quitándose la chaqueta y sentándose en el sofá.
- Tom, cariño, de verdad. No pasa nada- me acerqué a él y me senté a su lado- Además, me encanta lo bonita que me veo con estos vestidos- añadí para hacerlo sonreír.
Logré que Tom me mirara sonriendo.
- Eso si es verdad, estás preciosa con esos vestidos.
Apoyé mi cabeza sobre su hombro y él me abrazó, dándome un beso en la cabeza.
Tom era mi lugar seguro en este mundo.

Y el día de la boda, llegó.
Abrí los ojos de golpe. Era el día. En unas horas me convertiría en la señora Felton. Suspiré y me levanté de la cama con una gran sonrisa.
Fui a desayunar y, en la cocina, me encontré con Andrew y mamá desayunando. Aquella noche había dormido en casa de mis padres.
- Buenos días, cariño, ¿cómo has dormido?- preguntó mamá.
- Bien. De momento, estoy bien. Mientras avance el día, veremos mis nervios- respondí sonriendo.
La verdad es que estaba feliz. No creo que nada estropee mi felicidad en el día de hoy.
- Por cierto, ¿dónde está papá?- pregunté extrañando que mi padre no estuviera por allí.
- Ha ido a recoger algunas cosas- respondió mi hermano- Y yo voy a aprovechar para ducharme rápido antes que venga Hannah.
- No te entretengas mucho, hijo- dijo mamá.
Mi hermano se levantó y antes de irse a ducharse, me besó en la mejilla y me abrazó para decirme:
- Aunque no te lo diga nunca, te quiero lo más grande, enana. Feliz día.
Me dejó muda. Simplemente lo miré sonriendo, pues se me formó un nudo en la garganta.

Desayuné con mamá y luego, subí a ducharme yo también, pues la peluquera y el maquillador (Anna y Henry, quienes me peinaban y maquillaban para los eventos con Tom, eran quienes me prepararían para este día), llegarían pronto.
Y allí estaba yo, en mi habitación, vestida con una bata de satén blanco, regalo de mi madre, que cubría un precioso conjunto de ropa interior blanco, regalo de Christine, y siendo peinada y maquillada, por quienes ya consideraba mis amigos.
Un elegante semirecogido y un suave maquillaje, como de costumbre, serían mi look para aquel día.
A mamá, Hannah, Alice y Christine también las peinarian y maquillaban ellos, pues había decidido que mi cuñada y amigas fueran mis damas de honor.
Sólo pensar en Tom esperándome en el altar y en lo guapo que estaría con traje de chaqueta, me ponía nerviosa.
Mamá me ayudó a colocarme el vestido de novia. Chris, me ayudó con los zapatos. Alice, con las joyas, que solo llevaría unos pendientes de cristal y una fina pulsera de plata. Y mi cuñada, fue quien me entregó el ramo de novia, compuesto por rosas blancas.
Bajé las escaleras de la casa de mis padres, y en el salón, me esperaban mi padre, junto a mi hermano y varios familiares más. Papá se acercó a mí y, dándome un beso en la frente, dijo:
- Mi pequeña Sofía, hoy es el principio de tu nueva vida. Mi niña, a partir de hoy, todo irá a mejor. Te quiero, hija mía.
- Yo también te quiero, papá- dije aguantandome las ganas de llorar.
Y salimos de casa, rumbo hacia la iglesia donde me esperaba el amor de mi vida.

Dulce Amor (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora