Capítulo 9; Gabriel.

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'Narradora'

Al abrir sus ojos, a su alrededor había millones de cristales, vio a Meliodas por una fracción de segundos, asegurando que él estuviese bien y ocultó sus alas.

— Gracias, Mi Ángel — dijo con una sonrisa. Ella asintió con una sonrisa igualmente.

— ¡Lo logramos! — gritó la gigante.

— ¿Creen que haya sido por que pensé en mi madre? — preguntó la princesa.

(Nombre) admiró con la vista la ciudad de Necrópolis, no era lo que esperaba, sin duda. Sólo había cristales brillantes, un ambiente bastante neutro, una cabellera castaña clara..

"¡¿Ah?!" Pensó ella, girando su rostro a donde creyó verla.

Su respiración se contuvo y su piel se tornó más pálida de lo que era, sus manos comenzaron a sudar y sus piernas respondieron por sí solas.

Comenzó a correr hacía donde creyó haber visto al Ángel del que creyó escapar, y al escuchar pasos a su lado se dio cuenta de que el zorro de la avaricia también corría en la misma dirección.

— ¿Tú a quién viste? — preguntó mirando al frente. Su rostro no mostraba más que seriedad.

— Sólo a... Un viejo amigo. ¿Y tú? — Él sonrió de lado, mostrando sus afilados y brillantes dientes.

— Te dejaré con la duda — Se encogió de hombros, después de todo, no se sentía merecedora de saberlo, se conocían bastante ella y Ban, sin embargo la confianza era hasta cierto punto.

Miró hacía atrás por inercia.

— En ese caso, te lo encargo — Apuntó hacía atrás, por el reflejo de un cristal el pecado logró ver la figura borrosa de su compañero.

El zorro se fue por la izquierda, ella siguió de largo, buscando desesperada a quien creyó haber visto.

Su pecho comenzó a doler, su ansiedad se volvió tal que en un intento sin pensar estaba apunto de usar sus alas, sin medir las consecuencias, pero al final logró encontrarlo.

Se detuvo de pronto, tratando de regular su respiración, guardó sus alas que inconscientemente había sacado y su expresión se volvió seria.

— Así que aquí estuviste todo este tiempo, eh — Ella suspiró, en el fondo estaba en una mezcla de sentimientos de felicidad y miedo, ya que él frente a ella no era una buena señal.

— ¿Cómo me encontraste? — Fue directa. La risa sarcástica de su contrario la hizo fruncir el ceño.

— No fue fácil, hay billones de creaciones de Padre, debí suponer que estarías en una que no es de él — Se sorprendió por sus palabras, pero no lo dio a notar.

— ¿Quieres llevarme de vuelta?

— No. Vine a avisarte que muchas cosas han cambiado desde que te fuiste. ¿Cuánto pasó aquí? ¿Horas, días, años?

— Siglos.

— Increíble que me hayas olvidado, entonces.

— ¿Cuánto pasó allá, Gabriel? — El Ángel sonrió, sabiendo bien que a su "hermana" no le gustaba que den vueltas las cosas.

— Tan sólo mil años. Ese fue tiempo suficiente para que queden pocas dimensiones donde él pueda buscarte — (Nombre) apretó los labios, tan solo eso sirvió para aumentar su nerviosismo.

— ¿Estuvo buscándome? — susurró en shock. Una gota de sudor cayó por su frente. Él asintió y se acercó a ella, la cual hizo lo mismo, hasta que ya no aguantaron y se fundieron en un fuerte abrazo.

Mi Ángel | Meliodas Where stories live. Discover now