Es un secreto a voces, incluso muchos dudan de su veracidad. ¿Que aquel chico alegre y extrovertido es peor que Jiang Cheng? ¡Debía ser una broma!
Al menos aquel no estaba amenazando a todo el mundo con romperle las piernas por algo que no le parec...
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¿De la secta Yunmeng? ¿Cuál es esa? ¿Wei Wuxian? ¿Quién te conoce?
No conocía a nadie con ese nombre.
Definitivamente no.
—El pavo real ha estado actuando extraño, ¿qué mosca le picó? —Le susurró Wei Wuxian a Jiang Cheng.
—¿Y crees que voy a saber? Para lo que me importa.
¿Por qué debían sentarse cerca de él?
—Oye, ¿Shijie finalmente rompió el compromiso contigo o qué?
Oh no. Le está hablando.
LE ESTÁ HABLANDO.
—Se fue.
—De seguro lo espantaste —murmuró Jiang Cheng.
—¿De verdad tengo ese don? —respondió Wei Wuxian, entre sorprendido e ilusionado.
Estaba delirando, sí, era eso.
Tenía mucho sueño la noche anterior y no podía dormir, así que claramente lo que escuchó y vio fue un invento de su propia mente.
Incluso los rumores de parte de ese chico que ya ni recordaba su nombre, se habían detenido.
No había vuelto a nombrar a Wei Wuxian, ni siquiera le dirigía la mirada. Como si fuesen completos desconocidos.
¡Prueba irrefutable de que todo fue mentira!
Sí, tenía que serlo.
Al rato, se topó nuevamente con los hermanos. ¿Tanto lo odiaba el mundo? ¿o acaso era que Wei Wuxian lo estaba siguiendo? ¿Y si quería hacerle algo por haber tratado mal a su Shijie la última vez?
Palideció.
—Mira, realmente está raro. Parece como si hubiese visto un demonio —susurró Wei Wuxian.
—¿Te vio a ti? Ya lo creo.
Quería irse, ¿podía irse? Sería descortés, ¿cuándo se ha preocupado por ser cortés?
—¿Puedo hablar contigo? —preguntó Jiang Cheng— A solas.
—Entendí. Voy a ver si al menos Lan Zhan acepta mi compañía —enfatizó lo último, siguiendo su camino hacia la biblioteca.
