Capítulo 21

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Si contestaras el teléfono esta noche al yo llamarte, ¿qué sería lo que me dirías? ¿Sería el silencio la orden de nuestra conversación, el llanto o el rencor? —se preguntaba Jungkook, con el celular entre los dientes, acostado en el suelo de su ha...

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Si contestaras el teléfono esta noche al yo llamarte, ¿qué sería lo que me dirías? ¿Sería el silencio la orden de nuestra conversación, el llanto o el rencor? —se preguntaba Jungkook, con el celular entre los dientes, acostado en el suelo de su habitación.

La corbata que había usado esa noche tan elegante, estaba arrugada, y ya no apretaba su cuello como hace unas horas. Su ropa antes planchada, parecía una más de las que usaba en su día a día y sus zapatos estaban en algún lugar indescifrable para él.

No se permitía en aquella tan oscura habitación, sobrepasar las cosas que había visto. No quería pensar que en realidad ella lo habría superado así de rápido, ni imaginar como continuaba felizmente con su vida y él parecía tan estancado.

Entonces, ¿dónde estaba su problema? En el sentimiento tan extraño de haber sido superado tan rápido, en saber con quién estaba pasando sus noches, el que ella no lo pensara como él si lo hacía, o en el haber sentido tocar el cielo y ahora estar en una especie de lugar donde todo anda bien pero nada en realidad lo está.
Porque sus días pasaban así, sin más y parecía hasta ver su vida desde fuera. Curar le estaba costando demasiado.
Y se preguntaba cada vez más, "¿cómo es posible pensar tanto en una persona todos los malditos días de tu vida?"
Se había burlado  de esas cursis películas, de lo desdichados amantes que sufrían tanto, diciendo que esas cosas jamás ocurrían en el mundo real, sabiendo que ahora le sucedían.

Volvió a sonreír en medio de su soledad, pensando en que no a todas se les rompe el corazón como a él, y fue feliz por un momento en su agonía.

"Nadie sufre como yo" —pensó, tirando el celular lejos, para no caer en impulsos que lo hagan ver aún más patético de lo que se sentía.

(...)

Mientras que del otro lado de la ciudad, un pálido chico tocaba las teclas de un piano sin siquiera verlas. Sus ojos cerrados, su mente imaginativa y la Paz que llevaba dentro las plasmaba en una hermosa melodía.
A la vez que una dulce señorita bailaba sola por la sala, con los pies descalzos, el vestido desordenado, el cabello infalible a ser ordenado y con una sonrisa en la cara.

Yoongi abrió los ojos al escuchar una sonora carcajada cerca de él. Vant había tropezado y casi caído. Rió al verla estabilizarse de nuevo y volver a su imaginada pista de baile.
Miró con cautela su linda silueta, la cual era iluminada por la luz tenue de la chimenea y no pudo resistirse a no intentar alcanzarla.

—¿Te molestaría si voy a bailar contigo? —dijo pero sin detenerse en su trabajo de animar aquella velada.

—Ambos tenemos una hermosa melodía en la mente que solo los dos conocemos... podemos bailarla en cualquier momento y cuando nosotros queramos.

Él volvió a reír dejando detrás el piano.
Con total confianza y descaro tomó la espalda baja de su acompañante entre sus manos, abrazándola hacia si. Chocando tontamente ambas narices.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora