Capítulo 17

849 74 17
                                    

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

—Poema XX de Neruda

(...)

Narra Jungkook

Cinco... cuatro... tres... dos... uno.
Eran las veces en que me atrevía a dar un paso por la habitación, volvía a contar y volvía a dar otro paso.

Uno... dos... tres... cuatro... cinco.
Al derecho, el contar, era recompensa y me dignaba a nombrarla un poco.

"Kim" —dije al contar el número cinco, con miedo a olvidarme de su nombre.

El doctor venía a visitarme cada cierto tiempo, y aprendí ciertas costumbres de mentir.

¡Yo ignoraba mis sentimientos hacia Kim vant!, ¡Yo negaba de su amor! Pero todo lo hacía con la esperanza de salir de aquí.

Jae Bi, cuanto rencor le tenía a la castaña, pues, a cada paso que daba, ella me hacía retroceder uno. Cuando el doctor me veía "bien", nadie más que ella podría decirle de nuestras constantes peleas por Vant.

Uno, terminé por contar y di un paso en dirección hacia la ventana. Pensando como mentiría esta vez, pues un control se venía, y el doctor cada vez era más astuto.

Jimin había llamado un par de veces, andaba de viaje por el mundo junto a Tae, y tuve que mentir, diciendo que estaba bien, para que no viniese en mi búsqueda, sin embargo, me conocía a la perfección, pues había prometido venir por mi.

Cinco... "señorita Choi".

Me anunciaron, en el desayuno, que hoy nos acompañaría Jae Bi, para ver si es que en verdad mejoré. ¿Cómo aguantaría las ganas de joderla y decir que amo a la pelinegra? Ni yo lo sabía.

Detuve mis pasos por la habitación, cuando oí las llaves, abriendo las puertas. Ya venían por mi.

"Vant". Pensé por última vez, como pidiéndole perdón, por todo lo que negaría. Seguro estaba de haberla hecho mía, y de mi amor. Pero hoy nublaría mi mente, con tal de salir.

—Buenas tardes señor Jeon. —me saludó una de las enfermeras, al abrir la puerta —el doctor y su novia ya lo esperan.

Tuve que morder mi lengua en ese instante.

Asentí y caminé con ella en completa tranquilidad, mirando el pasillo de recepción, junto a la salida.

¡Que ganas de espacar!

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Where stories live. Discover now