veinte.

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─Hoy estaré comprando algunas cosas para llenar la nevera de la casa.

Escuchó a Chifuyu hablar. Le sorprendió un poco que le avisara aquello, ya que la mayor parte del tiempo se lo avisaba cuando estaban a un segundo de entrar al supermercado.

─Está bien. Te acompañaré. ─Respondió sin más, guardando sus libros en la mochila y listo para retirarse del colegio, llegar a su casa y tomar una "pequeña" siesta de cinco horas.

─¿Seguro? No quiero molestarte.

Sus palabras, a pesar de seguir siendo las mismas que antes, tenían un sonido diferente.

Esperaba estar volviéndose loco porque no soportaría ver cómo su amistad con el rubio se iba a la basura después de aquella charla en el callejón.
































─¿Por qué aceptaste esto, Chifuyu? ¿Qué es lo que sientes?

Un incómodo silencio invadió el lugar en el que estaban. Las mejillas del menor tomaron un ligero color rojo pero podía observarlo gracias a la poca distancia que tenían.

─Yo...

Ambos estaban nerviosos pero querían decir y escuchar las cosas de manera clara.

El sonido de un celular arruinó el momento por completo. Era la compañera del trabajo de Chifuyu que le avisaba que llevaba siete minutos atrasado.

Después de ello, el ojiazul pidió disculpas y sólo se echó a correr lejos del lugar.

























El día se estaba acabando y lo único que Chifuyu deseaba era llegar a casa y poder descansar. Sus pies dolían porque ese día hubo más gente de lo normal comprando en la panadería, y ahora que se encontraba recorriendo otro local en busca de comida, deseando haberlo dejado para otra ocasión.

─¿Por qué siempre dejan los cereales más grandes en un lugar tan alto? ─Gruñó entredientes, estirándose un poco para poder alcanzar la caja que quería.

─¿Voy por tu leche? ─Preguntó el pelinegro que lo observaba desde su puesto, reprimiendo una risa al ver que su amigo no alcanzaba el cereal.

"Demasiado cliché".

Pensó.

─No, ya tengo mucha en mi casa. ─Le respondió, regalándole una sonrisa─. Por ahora... mmmh. Creo que esto es todo.

El coche de compras estaba totalmente lleno y era su señal para dejar de meter cualquier cosa en este. Empezaron a dirigirse hacia la caja en silencio. Aunque sus vistas estaban fijas hacia el frente, no notaron cómo su coche se estrellaba con otro.

─Lo lament...

El destino no estaba a su favor en ese día. Lo sabía a la perfección.

Su madre estaba enfrente de sus ojos nuevamente. Esta sólo lo observaba en su puesto, con un notorio nerviosismo reflejándose en su mirada. Antes de que alguno pudiera decir algo, la mayor se adelantó.

─H-ola. ─Su voz parecía sonar entrecortada pero a la vez estaba en calma. Chifuyu no sabía qué decir y Baji mucho menos─. ¿Podríamos... hablar?

Aunque en su mente la respuesta era una negativa, sus labios dejaron escapar un 'sí' inconscientemente.

Les tomó cerca de diez minutos salir del lugar a todos ellos para dirigirse a lo que sería un restaurante.

A pesar de que el pelinegro sabía que no debía continuar ahí por los asuntos privados de los dos, la mirada que le lanzó el menor le hizo quedarse. Ahora se encontraban sentados en una mesa enfrente de la mujer, la cual sólo había pedido algo para beber.

─Quiero pedirte disculpas, Chifuyu. ─Empezó de manera directa, haciendo que el rubio se quedara pasmado en su sitio─. Sé que te dejé de lado todo este tiempo. Ni siquiera sé qué tal van tus notas en el colegio, o cuántos amigos tienes. No sé cuál es tu comida favorita o siquiera sé si eres alérgico a algo. Sé que he sido lo peor que te pudo haber pasado y de hecho, también pienso que soy de lo peor desde que conocí a tu padre y lo puse por encima de ti.

Aquellas palabras se clavaron en su mente de manera dolorosa, sintiendo cómo sus manos empezaban a temblar ligeramente. Antes de que se diera cuenta, la mano del mayor sujetaba la suya por debajo de la mesa, regalándole un apretón.

─¿Por qué...?

─¿Por qué te digo todo esto? ─Completó la frase que su hijo no había podido, sonriendo y suspirando pesadamente─. Porque hace dos meses dejé a tu papá y hace uno empecé a ir a terapia. Me di cuenta muy tarde de todo lo que había perdido y quise empezar. Ese día cuando te vi yo había abandonado la casa. ─Confesó─. Y encontrarte como si nada fue... mucho para mí.

─Entiendo. ─Respondió, viendo cómo el mesero se acercaba para dejar las bebidas en la mesa.

─Quiero que me regales una oportunidad para empezar desde cero.

Jamás imaginó que llegaría ese día en el que tendría una charla con su madre. Su infancia se vio arruinada gracias a su familia, pero a pesar de todo, jamás pudo sentir algún sentimiento negativo hacia ellos.

Lo supo porque le fue fácil abrir su corazón con aquella mujer que le había suplicado por una oportunidad con la mirada.

─Sólo trabajo por aquí. Yo vivo en otro lugar. ─Contestó a la pregunta que la rubia le había formulado hace segundos atrás.

─¡Ya veo! ¿Vives con el niño rubio? ¿Tu novio?

Tanto Baji como Chifuyu se atoraron con sus bebidas al escuchar esa última oración, sintiendo cómo sus mejillas se calentaban, aunque al ojiazul le ocurría eso por la vergüenza mientras que al de orbes oscuros por... ¿sorpresa?

─¿Inupi? ¿De dónde lo conoces? ─Interrogó el menor.

─¿No era ese el niño con el que solías llegar siempre a la casa cuando estabas pequeño? Incluso una vez los vi escapándose en la media noche.

Sin duda alguna, su rostro entero se había tornado rojo. Cerró sus ojos y negó con su cabeza varias veces, intentando convencerse de que no estaba avergonzado.

─Sí, pero no es mi novio. ─Corrigió finalmente.

─¿No...? Lo lamento tanto. Creí que se gustaban por la manera en la que se miraban. ¿Entonces él es tu novio? ─Señaló al pelinegro, el cual se encontraba apretando sus labios para no decir nada ya que esa charla no era de él.

De la misma forma, el menor negó y la mujer se volvió a disculpar, continuando con la charla por unos cuantos minutos más antes de retirarse.

Al final del día, lograron intercambiar números para poder mantener el contacto y salir en alguna otra ocasión.

.

el siguiente capítulo será la historia de chifuyu e inupi. perdón si les generé un shipp re random, culpo a tiktok.

pido disculpas por haberme desaparecido por tanto tiempo. mi celular se dañó y se me complicó mucho recuperar la cuenta porque me olvidé de la contraseña. durante todo este tiempo, mi mente creó una nueva historia y admito que mis ganas de empezar a escribirla y que la lean son INMENSAS porque está muy linda e incluso casi me saca lágrimas. luego hablaré más de la historia y gracias por leerme. !!

|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora