—Ya les he dado el pecho a los tres y ahora se han quedado jugando —le explicó a Bettie en lo que terminaba de acomodarse el vestido—. A eso de las diez tal vez te pidan algo, les he dejado una compota de manzana en la cocina y Charlotte les hervirá unas verduras para hacerles un puré para el almuerzo, Geordie y Grayson pueden comer carne cortada bien pequeña, pero a Lizzie no le des ¿de acuerdo? Quiero esperar a que empiece a tener dientes.

Bettie asintió recordando toda la información y Olivia se acercó al corral para darle un beso a los tres y sonrió cuando Grayson se colgó de su cuello.

—Mami vendrá más tarde ¿sí? Se portan bien y hacen caso. Los amo mucho.

Se marchó y en la puerta principal encontró que sus hijos más grandes y Jonathan ya la esperaban. Tomó su sombrero, que iba a juego con su vestido y lo abrochó sobre su peinado para que no se volara con el viento.

—Ayuden a Charlotte, por favor —pidió a sus hijas más grandes antes de irse—. He dejado todo para que preparen el almuerzo y yo pasaré por el mercado cuando vuelva y veré si consigo pescado para la cena.

—No me gusta el pescado —le recordó Emma.

—Lo sé, cielo, a ti te haremos algo de carne ¿sí?

Se colocó la chaqueta que iba sobre el torso de su vestido y le abrochó el único botón que tenía antes de tomar su sombrilla pequeña y salir de la casa siguiendo a Jonathan.

El parasol era un accesorio muy común en esas fechas, especialmente los días donde el sol ardía con tanta fuerza que debía proteger su piel de tornarse roja y consideraba que tener un parasol era muy útil, especialmente para ella quien tenía una piel sumamente sensible al sol.

Subió en el carro que los llevaría a la ciudad y sus hijos subieron detrás de ella.

El viaje hasta la ciudad era relativamente corto, eso representando un trayecto de dos horas que recorrían sin prisa alguna, tomándose su tiempo para apreciar el paisaje, charlar o leer un rato. Sus hijos se habían traído unos libros de bolsillo con los cuales podían entretenerse en lo que hacían el viaje y Jonathan estaba mirando por la ventanilla, con Olivia recostándose contra su hombro y sujetando su mano.

Omaha era una ciudad bastante lodosa y con demasiados perros en las calles sin hogar donde vivir y considerados de la gente, pues siempre había alguien que les tiraba algo de comer.

Pasaron junto a la iglesia, la cual Olivia señaló quería visitar y continuaron el trayecto por el camino y sobre las vías del tren hasta dar con la costa del río Misuri.

Jonathan bajó primero para sostener la puerta por ella y en cuanto puso sus pies en la tierra, agradeció haber elegido un vestido cuya falda no llegaba a arrastrarse o habría acabado cubierta en barro.

Le llegaron múltiples sonidos ensordecedores al mismo tiempo, desde el constante martilleo en metal de la fábrica que producía los rieles y enormes clavos que usaban los hombres para sostenerlos en lugar hasta los carros que circulaban de un lado para otro transportando tablones o materiales para crear la ruta sobre la cual empezarían el puente. Había muchas voces, hombres gritando para hacerse oír por sobre el ruido y humo en el aire, proveniente de la fábrica, lo cual le recordó aquello que Jonathan le había dicho: No era un ambiente para mujeres.

—Quédate junto a mí ¿de acuerdo?

Asintió y empezó a seguirlo hacia unas carpas que había hacia la costa del río, entre todas las vías que circulaban por la zona y por donde cada tanto pasaba algún tren.

Le alegró ver algunos rostros familiares, aparte de Jonathan y su hijo, pues también estaban Sheridan y Derby, este último a quién abrazó cálidamente. Hacía tiempo no lo veía y él hacía tiempo no veía a su familia, así que lo primero que preguntó fue cómo estaba Jian y sus hijos.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now