diecinueve.

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Todo marchaba bien, tan bien que parecía irreal. Las mejores semanas de su vida las estaba pasando justo en este momento, con él.

Aunque no sabía qué era exactamente lo que tenían, el deseo de dejar fluir las cosas sin presionar aumentaba con el paso del tiempo. Chifuyu se sentía tan feliz que pronto su corazón estallaría.

─No creí que fueras bisexual. ─Mencionó el de cabello largo mientras le daba un mordisco a su hamburguesa.

─¿Por qué? ¿Te da celos que yo sí pueda ligarme bien a una chica a diferencia de ti? ─Molestó un poco. Su mejor pasatiempo era ese; provocar a Baji hasta que este perdiera la paciencia y sólo se quede callado en su puesto, eso era lo que más le gustaba hacer a la castaña. Sin embargo, esta vez fue diferente porque ni siquiera la miró mal, sólo le dedicó una sonrisa─. ¿¡Qué?! ─Dijo alterada, dejando su comida de lado y mirando a su contrario con asombro reflejado en su rostro─. Lo siento... me alteré un poco.

─Sí... ─Respondieron todos al unisonido. La atención de los que los rodeaban se había centrado en su pequeño grupo de cinco gracias al pequeño escándalo que la mujer había formado.

Se quedaron unos segundos en silencio y retomando sus comidas hasta que la ojiazul volvió a hablar.

─Bueno... entonces, dime. Ya tien... ─Se mantuvo en silencio, como si intentara recordar algún momento en específico. Sus expresiones pensativas cambiaron rápidamente a una de sorpresa y emoción al recordar finalmente lo que estuvo buscando en su memoria─. ¡Oooh, ya recordé! ¿Tiene que ver con la chica que me dijiste el otro día que te gustaba? ¡Antes de que cogie...

El sonido fuerte de Baji atorándose con su bebida, hizo que la menor dejara de hablar. Koko golpeó la espalda de su amigo un par de veces mientras que los demás sólo lo miraban con curiosidad.

─Dios... ─El de orbes cafeses susurró débilmente gracias a la falta de aire en sus pulmones. Su mirada se posó en Chifuyu, quien se encontraba en su puesto sin alguna expresión en su rostro.

───

─¿Chifuyu? ─Llamó con suavidad desde su asiento. El ojiazul estaba concentrado resolviendo su ejercicio de clases, pero cuando escuchó su voz, no dudó en prestarle atención.

─¿Sí?

─¿Crees que saliendo de aquí me puedes acompañar a un sitio? No queda tan lejos de tu lugar de trabajo. ─Agregó, sacando de su mochila un paquete de comida para gatos.

El menor sólo frunció su ceño confundido por aquello, aún así, aceptó ir con él sólo por unos cuantos minutos porque no podía llegar tarde al local en el que trabajaba.

Los minutos restantes de clases se habían pasado volando y justo ahora se encontraban bajando del tren que los llevaría a su próximo destino. Durante todo el camino ambos se mantuvieron en silencio y tomando distancia mientras caminaban.

Habían llegado a un callejón, y aunque el ambiente era pesado, después de que frente a los ojos de Chifuyu se encontraran ocho gatitos, todo cambió repentinamente.

La energía que el más bajo irradiaba al observar a los felinos era inmensa, tanto que también contagiaba de aquella al mayor. Este lo observaba desde su lugar con una sonrisa, guiando sus manos hacia su mochila para poder sacar la comida que había comprado unos días antes.

─Me encontré este lugar hace dos días y quise mostrártelo para que me acompañes a alimentar a gatitos callejeros. ─Dijo el pelinegro, abriendo el paquete y colocándose de cunclillas a un lado del cuerpo ajeno.

─Son tan lindos... ─Una amplia sonrisa se dibujaba en el rostro aniñado del más bajo, la misma que estaba acompañada por unos ojos iluminados y un ligero rubor en sus mejillas.

Abrieron la funda como les fue posible y dejaron que los gatos fueran a buscar la comida mientras aprovechaban para acariciarles las cabezas con suavidad.

Sus sonrisas aún continuaban marcadas en sus rostros pero no volvieron a mencionar ni una sola palabra hasta que se dieron cuenta de que les quedaban unos cuantos minutos más para que la jornada de trabajo del rubio iniciara.

Las piernas de Chifuyu empezaban a doler gracias a la posición en la que se encontraba, optando por rendirse y sentándose en el suelo. Apoyó su frente en el brazo del adverso, cerrando sus ojos y respirando con tranquilidad.

Ninguno sabía qué era lo que podrían decir en ese momento pero ambos tenían los mismos pensamientos.

"¿Por qué me siento así?"

─Chifuyu...

─Baji...

Hablaron al mismo tiempo, sorprendiéndose y separándose para mirarse a los ojos.

─Dime. ─El primero en volver a hablar fue el azabache, permitiéndole al ojiazul tomar la palabra.

─Esto es... extraño. ─Murmuró, volviendo a reposar su frente en el brazo ajeno y cerrando sus ojos. Frotó su nariz un par de veces contra la tela que cubría la piel del mayor mientras esperaba una respuesta de su parte.

─Sí. ─Asintió, también imitando la acción del menor y dejandose caer en el piso. Un silencio los invadió, permitiendo escuchar sólo a los gatos ronronear y el sonido de los mismos al comer su comida. El más pequeño de todos empezó a movilizarse hasta llegar al regazo del chico de orbes claros, arrullándose cuando este acarició su pelaje con sus dedos.

─No quiero que...

Una mano acariciando su mejilla lo hizo callar. El de cabello rubio sólo elevó su mirada para encontrarse con los orbes cafeses que lo observaban con curiosidad.

Antes de que pudiera decir algo más, sus labios se vieron bloqueados por los del mayor, los cuales se mantuvieron inmóviles mientras hacían contacto.

─Lo de hace horas fue un mal entendido. Yo...

─Está bien. ─Interumpió al instante, regalándole una pequeña sonrisa para tranquilizarlo─. No hay necesidad de que me expliques lo que haces porque no tenemos una relación, pero si te llega a gustar alguien, quisiera que por favor me lo digas.

─Sí te lo diría, Chifuyu. No es algo que ocultaría como si nada. ─Respondió.

─No me refiero a eso... ─Suspiró, guiando su vista a sus manos─. Es sólo que estamos teniendo algo extraño y yo lo acepté. No quiero que te sientas mal por contarme que hay alguien más en tu corazón. Yo soy consciente de que esto no tiene un rumbo fijo por tus gustos pero soy bueno aceptando las cosas.

"Soy consciente de que esto no tiene un rumbo fijo por tus gustos".

¿Cuáles eran sus gustos?

─¿Por qué aceptaste esto, Chifuyu? ¿Qué es lo que sientes?

Aquello fue lo único capaz de formular en ese momento. Necesitaba saber que no era el único que se emocionaba por el tiempo que pasaban juntos. O que no era el único que sentía su corazón palpitar con fuerza cuando sus miradas se encontraban sin querer.

Y es que aunque ni él mismo sabía qué era lo que sentía, estaba dispuesto a trabajar en ello y hacer que todo funcione si así se lo permitía.

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oigan, me entraron ganas de hacer un team de tr en whatsapp . . .

|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora