🐾SEIS🐾

15.6K 1.8K 81
                                    

—Hey, viejo. 

Adrien pegó un pequeño salto en su lugar al ser sorprendido por la voz de Nino. Con rapidez cerro el cuaderno donde estaba escribiendo una nueva carta para su enamorada, con miedo de que alguien accediese a aquel intercambio privado de palabras.

—¿Paso algo? —cuestionó el rubio con nervios. Se encontraba en la soledad de su salón, escribiendo aquella nota diaria que dejaría en el casillero de _____. Había dicho a sus amigos que se adelantasen, que ya los alcanzaría en la cafetería, pero parecía haber demorado más de lo pensado, puesto que el de gorra había decidido volver a buscarlo.

—Eso me pregunto yo —dijo con un tono de "ya lo sé todo".

¿Realmente podría saberlo todo? De solo pensarlo las manos del rubio comenzaron a temblar y sus mejillas se tiñeron de rojo.

—¿A-a qu-é te refieres? —habló entrecortadamente.

Nino negó con la cabeza en señal de que se diera por vencido. Camino con tranquilidad hasta sentarse en su lugar y miro a su mejor amigo de la manera en que un padre miraría a su hijo luego de que este tuviese una pesadilla.

Para el morocho, Adrien se veía así en ese momento: como un pequeño niño asustadizo que no sabe en dónde esconderse para escapar de la situación.

—Espere pacientemente a que te sintieras cómodo para contármelo, pero ya vamos más de un mes desde que volvimos a clase y cada día te noto más extraño —dijo con calma—. ¿Quién es?

El rubio se congelo por unos segundos, sorprendido por su pregunta y luego volteó hacia su libreta, recordando a la destinataria de la carta que allí se albergaba.

—_____ Forest.

—¿La chica nueva? —El tono de Nino mostraba su sorpresa, mas no era en mal tono, al contrario, parecía bastante feliz por su amigo—. Wow, ¿has hablado con ella?

El modelo hizo una mueca con los labios, rememorando el fracaso de cada intento que realizó para acercarse a la chica.

—Hemos hablado —comenzó relatando—. Pero no creo que lo recuerde, fue hace más de cuatro meses. 

El tono de voz de Adrien ablandó el corazón de su amigo. Se escuchaba desganado, casi derrotado. Recordaba haberlo visto antes así, con sus ilusiones rotas, y no le gustaba recordar aquel tiempo.

Tiempo en el que el rubio estaba enamorado de Ladybug.

—¿Quieres contarme de ella? Tal vez pueda darte una mano, viejo. Quien sabe, podrían estar hechos el uno para el otro.

🐾

Adrien volvió a su casa con una sonrisa iluminando su rostro. Se había quitado un peso de encima. Su amigo sospechaba que había alguna chica y la felicidad envolvía su corazón al saber que ahora también contaría con su ayuda.

No sabia porqué en un primer momento creyó que lo mejor sería no contarle a nadie, pero claramente necesitaba el apoyo de su amigo en esto.

Le había contado lo necesario, aunque con algunas matices de mentiras. Según su relato, luego de pelear con su padre y escaparse de casa, la encontró por la calle estando él disfrazado para que los fans no lo siguiesen. Ella, sin conocerlo si quiera, estuvo dispuesta a pasar el resto de la noche a su lado preocupada por su estado. Después de eso, no la volvió a ver hasta el primer día de clases, tomando la decisión de enviarle cartas hasta enamorarla.

"—¿Y como sabrás cuando se enamore si no te acercas a ella? —preguntó su amigo".

No lo sabia realmente, pero planeaba continuar con las notas hasta que se sintiese seguro de afrontarla. De decirle que él era su admirador secreto y que quería saber si aquella noche ella también había sentido ese click del que tanto habían hablado.

Pero sobre todo, quería poder agradecerle de frente, agradecerle por haber sanado su corazón.

Volvió a sacar su libreta para acabar la carta que dejó a medias, y supo cómo debía terminarla para poder dejarla en el casillero de la fémina esa misma tarde cuando le tocase ir a esgrima.

🐾

"Por mucho tiempo las noches fueron mi momento del día preferido, estoy seguro que querrías golpearme si te dijese que lo eran solo porque en ellas podía estar acompañado de alguien que yo creía que algún día podría amarme.

Tiempo más tarde, y con un poco de ayuda, logre ver la preciosidad de la luna brillante, de las estrellas bañando el cielo con su luz, del gélido aire calando tus huesos, pero que, a pesar de congelarte, no te hace querer volver a casa. Aprendí a apreciar la noche y no por estar con alguien más, sino por disfrutar dicha hermosura en soledad.

Logre ver la preciosidad de una noche solitaria en las calles parisinas. Y aunque no lo recuerdes, continuaré agradeciéndote cada día por llevar adelante ese cambio en mí, continuaré agradeciéndote por ser la chica que sanó mi corazón.

A.A"

Para la chica que sanó mi corazón | Adrien Agreste y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora