Anchor (Ed Tullett Remix)

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—¡QUÉ TE JODAN MIL VECES, THEO!— gritó Liam y golpeó con fuerza la pared, rompiéndose la mano en el acto. Sus ojos estaban dorados, sus colmillos y garras también habían salido, la rabia lo dominaba. El dolor de sus huesos quebrandose lo obligó a volver a la normalidad.

Pegó su frente contra la pared y empuñó sus manos. Lloró.

Las lágrimas empezaron a bajar sin control por sus mejillas. Su garganta estaba seca, se sentía como papel de lija.

—Eres un gran imbécil...—se dejó caer de rodillas con su frente sobre la pared y liberó su rabia y dolor, de la única manera menos dañina posible para su cuerpo: llorando como un niño.

Tenía entre sus manos empuñadas el papel arrugado en el cuál Theo se había tomado la molestia de escribir una despedida. ¿Por qué?¿Por qué tenía que ser así?

Para Liam, Theo había llegado a ser parte importante de su vida en poco tiempo, o tal vez no tan poco, por eso había sugerido la idea de traerlo de vuelta del dónde estaba, por eso se había arriesgado a liberarlo aunque todos estaban consientes de lo que había hecho y lo que podría hacer, sin embargo, no le importó y asumió el riesgo. Había tomado la espada y golpeado la tierra para sacarlo de su prisión. Había aceptado pelear a su lado, había hecho lo posible por salvarlo, y él también lo había hecho por él y por último, decidió aceptar que estaba enamorado de Theo y lo metió a su cama; no solo a su cama, Theo había estado dentro de él. Sus cuerpos fueron uno solo y esa experiencia fue alucinante. Liam se había sentido completo.

Se dejó caer sobre el suelo de su habitación y se hizo un ovillo, tratando de controlar su llanto. Tomó la arrugada hoja de papel y la extendió. La leyó otra vez y volvió a llorar más fuerte.

Era un tonto.

Había sido un tonto.

Nunca debió abrir su corazón. ¡Tampoco sus piernas!

—Te odio —murmuró luego de apretar con fuerza el papel y cerró los ojos.

Se quedó dormido, en su mente daban vueltas las palabras escritas por Theo, en las cuáles intentaba excusarse por irse así.

***

Despertó dos horas después. Se sentía pesado, su ánimo no era el mejor. Estaba triste y enojado. Una cascada de sentimientos trataba de salir, pero los reprimió. Tenía que ser fuerte. No podía darle el gusto a Theo de llorar por él. ¿Qué importaba si se iba?

—Ojalá nunca regreses, bastardo— gruñó y se levantó para después meterse a la ducha. Se bañó rápidamente y se puso lo primero que encontró en su closet, para posteriormente ponerse a quitar la ropa de cama y así eliminar el olor de Theo.

Tenía que deshacerse de todo lo que pudiera tener su olor. No quería recordarlo. Él se había ido. ¿Para que pensar en él?

Removió con fuerza todas las sábanas que cubrían la cama y la oleada de aroma a sexo escondidas entre ellas, le recordó a Liam todo lo que había ocurrido la noche anterior. Su estómago se apretó y sintió náuseas. Sinceramente todo fue demasiado rudo, de no ser por sus poderes curativos de hombre lobo, de seguro estaría aún acostado sin poder caminar.

Apretó la mandíbula y bloqueando sus sentidos, siguió quitando la ropa de cama. Quitó las fundas de las almohadas y las tiró al suelo. Tomó con rabia la pijama usada por Theo y la rasgó en pedazos.

—¡Maldito... Maldito... Maldito hijo de puta!— murmuraba entre dientes tratando de no perder poco control que tenía.

Tomó todo y lo hizo una bola que tomó entré sus brazos y lo metió con fuerza a la lavadora. Echó más suavizante del necesario para eliminar cualquier rastro de olor de Theo e inició el ciclo de lavado.

No Me Envíes Al Infierno [Thiam]✓Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang