XXV: Dulce tormento

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Maximus (Ken)

Esta tan bella, tan mujer como me esperé que se vería, aunque tal y como le dije antes continúa siendo enemiga del peine e incluso sigue utilizando esas ropas no tan ajustadas que esconden la preciosa figura que sé que tiene, y que con los años, se le ha acentuado más al haber pasado de niña a mujer, pero me gusta, me encanta de hecho que los años no hayan cambiado eso en ella porque fue así, justo así, como me enamoré de esa chica.

Y ahora, después de haber dejado todo mi pasado atrás, de haberme desprendido de ese dolor y esa culpa que por tantos años me mantuvo sujeto moviéndome sobre las llamas, teniendo en mis brazos a la chica que me enamoró cuando estuve por tanto tiempo convencido de que si era verdad que el amor existía, no me sucedería mí, siento que he vuelto a ser ese mismo niño feliz antes de que la tragedia marcara mi vida. Ahora claro está, con cuerpo de hombre pero lo he dicho refiriéndome al hecho de que nada me perturba, nada me atormenta, siquiera perderla, porque si de algo estoy seguro es que Ashley me ama del mismo modo que yo a ella, que también desea que podamos tener una larga vida juntos.

Una larga vida juntos, se escucha tan hermoso.

—Siento tanto todo lo que ese hombre te hizo —dice, está debajo de mí, me acaricia el rostro con sus suaves manos y volteo la cara besándole la palma varias veces—. Fue injusto como se ensañó contigo y todo... lo que te hizo. Era un monstruo que si mereció morir, así que creo que si hubiera estado en tu posición también lo habría matado —emite, sin verme como un asesino, en un principio, tiempo atrás, tuve tanto miedo de contarle exactamente esa parte de mi historia porque creía que me vería como yo me vi por tanto tiempo, como un monstruo asesino. Me olvidé que era un ángel y que por ello no me vería de esa manera—. Era solo un bebé y te lastimó tanto. Cuando leí esa carta yo... incluso sentí tu dolor, todo lo que sufriste. Dios, no merecías que te hiciera todo ese daño.

Trago.

—No, no lo merecía. Aunque muchas veces si llegué a convencerme de que sí, mucho me costó volver a convencerme de que yo... no lo merecía, que no asesiné a mi madre y que lo que sucedió fue un desafortunado accidente. Fue duro, glýka. La sanación del alma no es un proceso fácil y lo supe por años y luego todo ese tiempo que tuve que pasar allá intentando curarme y dejar atrás mi pasado, incontables veces me quise volver a rendir, pero así como tú me diste las fuerzas para irme y buscar esa sanación para poder vivir una vida larga contigo, también me la dabas para recoger las fuerzas cuando se me caían y continuar luchando, confiando en que lo conseguiría.

Ashley se alza, rodeándome por el cuello, abrazándome con fuerza. Yo la estrecho con la misma fuerza besando ambos de sus hombros, sigo con sus mejillas y el costado de su cuello. Me veo apretándola más. Eché sentirla de esta manera tanto. Es la sensación más dulce y hermosa tener entre tus brazos al ser que más amas en el mundo, y es una que me alegra tanto experimentar, es tan sublime.

—Si algo me alegra entonces es haber sido tu fuerza, fue muy duro descubrir que mientras yo creía que cuando me decías que te irías lejos no era un viaje a otra ciudad o país, sino que estabas hablándome de la muerte. Sentí un escalofrío terrible al descubrir de lo que verdaderamente hablabas.

—Te conté que antes de ti no tenía muchas ganas de vivir, que ya había peleado tanto esta batalla sin ganarla que ya me había rendido dispuesto a no seguir luchando convencido de que no habría forma de que ganara, pero comencé a sentir cosas por ti y todo en lo que podía pensar era en vivir esto por mucho tiempo, sabía que si me dejaba morir eso no iba a ser posible.

—Así que quisiste pelear otra vez —dice, habiéndose alejado, y en ese momento me muevo de forma que ella queda sentada a horcajadas sobre mí. Acaricia mis mejillas y yo acaricio su cabello que hace un rato había soltado de la coleta. Esta más corto de cómo lo recuerdo pero sigue siendo brillante y hermoso incluso cuando ella sigue sin gustarle peinarse mucho, y es bellísima igual porque Ashley no necesita esforzarse demasiado para ser la chica más bella de esta ciudad y tenerme como un tonto enamorado de ella—. Lo que sí está claro es que no sé si me podré acostumbrar a que te llames Maximus, es un nombre bellísimo, de eso no queda duda, me encanta y entiendo que quieras honrar a tu madre usándolo porque ella fue la que te lo puso, pero me gusta más el nombre con el cual te conocí, así que será un poco difícil que te llame de otra manera.

Entre Cada Latido, Tú. ( SAI, Libro 5)Where stories live. Discover now