XIII: Cuéntame tu historia

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Ashley

Realmente lo hice. De verdad tengo mis labios sobre los suyos, y no fue que él me besara, fui yo quien, en un arrebato, un pulso... o una necesidad de sentir algo que, sin saberlo, llevaba mucho tiempo anhelando, estampé mi boca contra la suya sin pensar en nada más, y antes del beso le había dicho que lo quería, ¿cómo puedo decir abiertamente que quería a una persona que apenas conocía y que no dejaba de intentar apartarme de su lado constantemente? Da miedo la confirmación, pero he escuchado que el corazón no miente cuando habla, y el mío no deja de gritar su nombre y cuando lo tengo cerca no existe nada ni nadie más. Solo él siendo gruñón. Él siendo imposible y terco. Él siendo intriga y misterio. Él produciéndome cosas que no dejaban de asustarme, pero al mismo tiempo, y de una manera extraña, haciéndome consiente de cuán viva me hace sentir al provocarme todas esas emociones en el interior. Él siendo el primero en toda esa novedad que me abraza el interior. Él jalando cada fibra de mi ser un modo en el cual ya no quiero buscarle ninguna explicación, quizás porque me he dado cuenta que no tiene ningún sentido, que todo lo que queda es sentir eso que me hace sentir y ya, olvidando lo demás.

Mi cuerpo se sacude en temblores cuando mis labios sintieron los suyos, algo me recorrió por dentro que hizo que se sintiera muy caliente mientras aprieto mis manos hecha puños a mis costados. Me siento llenándome de calor y un terrible anhelo abrazándome los huesos, uno que apenas puedo soportar. Mis labios continúan pegados a los suyos, no he hecho ningún movimiento aún con el corazón latiéndome de una forma que me hace sentir que en cualquier momento podría tener un pequeño infarto como ese que tuvo mi madre hace meses y del cual no me quiero acordar en realidad porque me asusté muchísimo. Mis piernas están flojas y el pulso me late en todos los lugares donde puede ser sentido. En cuanto a Kendrew sentí su respiración pesada antes de que sintiera sus grandes manos en mis hombros, y un segundo después me apartó de su boca, lo miré con los ojos abiertos, sintiendo que cada fibra de mi ser temblaba dentro de mí y lo raro es que me sintiera así cuando solo había sido un simple contacto a sus labios. Kendrew está mirándome de la misma forma, con los ojos abiertos y la forma como su pecho se eleva y cae bruscamente me deja ver que esta tan afectado como yo.

Una tibieza dulce se asienta en mi corazón latiendo acelerado al saber que no estoy sola en lo que estoy sintiendo, que si bien elél me jala de una forma no normal con seguridad estoy haciendo lo mismo con él. Me lo deja claro sobre todo cuando con su boca me pide que me aleje de él, pero en sus ojos, esos que esconden mil secretos, me pide a gritos que no lo haga, que me quede cerca. Me necesita, aunque yo también lo necesito de la misma manera y me duele ser consciente de que su presencia en mi vida es fugaz, pues él diciéndome que pronto se irá muy lejos no deja de repetirse en mi cabeza. Sé que estoy buscándome un sufrimiento gratuito en toda esta situación, pero ya he dejado claro el punto de que no es que yo no quiera alejarme, es que no puedo. Sea como sea esta situación y todo cuando me diga, estar a su lado se siente como estar en la gloria y sus ojos, pese a todo lo que esconden, la sensación de perderme en ellos, de temblar ante su mirada penetrante intensa, es celestial.

— ¿Por qué has hecho eso, Ashley? —pregunta, su tono de voz demasiado ronco, tanto que, apenas escuché las palabras deprendiéndose de sus labios.

Aspiro y aspiro, intentando regular el ritmo enloquecido de mi corazón y trato de traer desde el fondo de mí una voz clara.

—Lo hice porque he... querido, Kendrew. Quería besarte, quiero besarte —las últimas palabras no las pude frenar y noto como él tragq grueso, mostrándome un tipo de oscuridad salvaje en su mirada grisácea.

—No hagas eso, ¿por qué carajos tienes que ponérmela tan difícil, ángel? —inquiere, un tono de voz atormentado mientras deja caer su frente contra la mía, aprovecho la cercanía para rodear su cuello.

Entre Cada Latido, Tú. ( SAI, Libro 5)Where stories live. Discover now