¡𝓒𝓾𝓪𝓷𝓽𝓸 𝓽𝓲𝓮𝓶𝓹𝓸! ¡𝓛𝓪 𝓵𝓵𝓮𝓰𝓪𝓭𝓪 𝓭𝓮 𝓔𝓻𝓸-𝓢𝓮𝓷𝓷𝓲𝓷!

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-¿Cuándo fue el último atentado? -exigió, en voz baja, que no escondía un tinte amenazante.

-Una semana. Secuestro hasta una octava parte de Yūgakure por parte de Kumo.

Hubo un silencio largo y tenso, en el que el Instinto Asesino del Sabio de los Sapos comenzó a surgir, pesado y oscuro, como un manto abrumador. Los ANBU tragaron saliva, retrocediendo unos pasos, y la gente que se había congregado ahí para ver lo que pasaba, salió corriendo despavorida.

-Tranquilízate -apaciguó el mayor, sin querer sembrar el caos- Un shinobi de Suna descubrió la artimaña y la rescató. Tuvo una operación por una herida grave, pero justo hoy acaba de salir del hospital.

-Pues no lo parece -protestó, aún sintiendo el dolor de su mandíbula partida, más calmado ante la revelación- Recuerdo aquella vez en que Kushina y Tsunade nos descubrieron a Minato y a mí en las aguas termales. Casi morimos ese día. Ahora estoy empezando a creer que eso de que la manzana nunca cae lejos del árbol es verdad.

-Oh, por cierto -recordó el ex-Hokage, ignorando su queja- Pensé que, si no era por Nozomi, al menos vendrías corriendo al enterarte de Minato.

El menor frunció el ceño, con una mirada confusa. ¿Qué podría pasar con Minato, si ya estaba muerto? ¿Alguien había profanado su tumba o algo así?

-¿De qué hablas Sarutobi-sensei?

-¿Qué no te escribió una carta? -el invocador de monos ninja tenía una venita sobresaliente en la sien- ¿Siquiera leíste quién firmaba o revisaste bien la letra? -al recibir una sonrisa nerviosa del Sabio, bufó, resignado- Sigues tan descuidado como siempre. Estoy seguro de que solo la leíste por encima.

Se acercó al porta-armas de su antiguo discípulo, rebuscando hasta que encontró un papel arrugado y hecho bolita. Lo extendió y alisó, encontrando la firma de su sucesor en la parte de abajo de la hoja, y lo puso frente a la cara del ojiónix, señalándolo.

-"Me despido cordialmente. Na-mi-ka-ze-Mi-na-to.", con la caligrafía de un maestro de sellos, una promesa de explicar cómo es que está vivo, y además, una leve sensación de su chakra -hizo notar, separando en sílabas el nombre, para asegurarse de que lo entendiera. Aunque, apenas vio la cara del nómada...

Jiraiya.exe ha dejado de funcionar...

-Aquí tienen sus ramen de cerdo y de miso -dijo Ayame, extendiendo los platos a sus respectivos comensales

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-Aquí tienen sus ramen de cerdo y de miso -dijo Ayame, extendiendo los platos a sus respectivos comensales.

Después de que Nozomi mandara a volar a Jiraiya, lo único que se le ocurrió a Ebisu para calmarla, fue llevarla a comer ramen de Ichiraku. Había oído por ahí, que si algo calmaba a los Uzumaki, era la comida. Cada quien tenía gustos diferentes, pero estaba muy seguro de que Iruka disculpándose con los Ichiraku por un consumo de 34 platos, no era porque, de repente, hubiera tenido un antojo masivo y repentino. Además, se lo debía a la chica.

La Uzumaki partió sus palillos, agradeció por la comida, y comenzó a devorar platos sin que su nuevo maestro se diera cuenta. Este, organizaba las cosas en su mente para hacer un plan de entrenamiento para la fémina.

𝙐𝙯𝙪𝙢𝙖𝙠𝙞: 𝙚𝙡 𝙘𝙡𝙖𝙣 𝙚𝙭𝙩𝙞𝙣𝙩𝙤Where stories live. Discover now