Golden Mafia

VII

Emily Escobar

Al llegar nuevamente a la parte trasera de la cafetería Addison me sube a la camioneta e informa a Mikaela sobre la situación, quien entiende todo y nos permite regresar a la central.

Addison en todo el viaje no dice ni una palabra, pero cansada de su silencio, llegando a la central antes de bajar de la camioneta le tomo la mano.

—Gracias —digo en voz baja.

—No tienes que agradecer, no dejaría que nada te suceda —contesta, apartando mi mano —. Ni a ti, ni a ningún miembro de la mafia —agrega secamente para luego bajar de la camioneta.

De inmediato, me bajo y sin decir una palabra la sigo hasta la sala del consejo.

—¿Te encuentras bien? —pregunta una agitada Mikaela.

—Sí, gracias a Addison —contesto con calma.

—Me alegra, pero ahora tenemos otro problema —dice con angustia.

—¿De qué se trata? —cuestiona Addison.

—Vayamos a la habitación de Sophia —termina diciendo antes de salir de la sala.

La curiosidad y la preocupación me están carcomiendo y aunque el viaje en ascensor hasta la habitación de Sophia es corto, yo lo siento como una eternidad.

—Esto es lo que sucede —declara Mikaela, levantando dos pequeños frascos.

—No entiendo —confieso.

Addison se acerca a Mikaela y toma los frascos para luego batirlos suavemente.

—¿Alguien los dejo? —pregunta.

—Sí, y dejaron una nota también —contesta Mikaela, entregando la nota. Addison la toma y la comienza a leer.

—Tienen una sola oportunidad y dos opciones, de ustedes depende si Sophia despierta o muere

—¿Quién dejó esto aquí? —cuestiono.

—Creo que la pregunta es demasiado estúpida, si lo supiéramos no estaríamos en esta situación —contesta Addison con el ceño fruncido.

—Lo siento, tienes razón —digo, bajando la cabeza.

Mikaela le arrebata los frascos a Addison y se acerca a mí.

—¿Qué crees que deberíamos hacer? —pregunta con una expresión escalofriante.

—No lo sé —contesto, apartándome lentamente.

—Pues yo creo que deberíamos probar en alguien más primero y creo que tú eres una buena opción —expresa, tomándome del brazo, apretándolo fuertemente.

— ¡¿Qué?! —vocifero asustada.

—Pues yo creo que hay muchas más personas en las cuales probar —interviene Addison, apartando la mano de Mikaela.

—Yo quiero hacerlo —declara Kamila, entrando a la habitación acompañada de las demás.

—No te dejaré hacerlo, si Sophia despierta y no estás... Ella me mataría —expresa Mikaela, acercándose a Kamila.

—Es mi decisión y lo voy a hacer —contesta Kamila, mirándola furiosa.

—¿Por qué? —Cuestiono.

—Porque la amo —responde, luego camina hasta la cama de Sophia y se recuesta a su lado —. ¿Cómo lo haremos? —pregunta con una expresión seria.

—Te inyectaremos una pequeña dosis de uno de los frascos y esperaremos —explica Mikaela.

—¿Esperar que? —pregunto.