Capítulo 13

613 57 9
                                    

—¿Y bien? ¿Dónde vamos?—Pregunta cuándo tomo de su mano para llevarlo al centro del pueblo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Y bien? ¿Dónde vamos?—Pregunta cuándo tomo de su mano para llevarlo al centro del pueblo.—¿Por qué vamos a un lugar oscuro?—Intenta liberarse de mi agarre pero no se lo permito.

—Seguramente no al lugar qué piensas.—Respondo, y él ríe en respuesta.—Iremos al pueblo, al centro del pueblo.-Digo buscando el camino correcto.

—¿Venden droga?—Suelta de repente, y me atraganto con mi propia saliva.

—No.—Respondo confundida.-Bueno, no sé, ¿para qué quieres droga?—Preguntó mirándolo con una pequeña sonrisa.

—Para volver a ser narco.—Responde sarcásticamente.—Obviamente para fumar, niña tonta.—Dice liberándose bruscamente de mi agarre.

Lo miro sorprendida.

—¿De verdad te has drogado? —Pregunto asombrada, y él me mira con rareza.

—¿Te asombra más el hecho de qué me haya drogado, qué el saber que he matado gente?—Pregunta incrédulo.

Me encogí de hombros.—¿Qué se siente?—Pregunté de repente.

—No sé cómo explicarlo realmente, ni siquiera se qué carajos hice mientras estaba drogado.—Soltó un suspiro.—Seguramente follé con alguien.—Lo miré de inmediato, y él sacudió su cabeza en señal de qué no lo debió haber dicho.

—Perdóname, tus oídos puros no debieron haber escuchado eso.—Subió sus manos hacía mis oídos tapandolos.

Apreté los labios, y suprimi una risa.—Si.—Aseguré.—No debí haber escuchado eso.

—¿Por qué? ¿Te duele el corazón?—Preguntó con un tono de burla.

—Sí, me duele mucho.—Respondí mirándolo fijamente.

—¡Ah! Era sarcasmo, ¿no lo entiendes? No debías responder así, niña.—Me miró mal.

Iba a seguir hablando pero lo callé poniendo una mano en su boca.

—Escucho música, vamos.—Lo jalé cuándo quitó mi mano de su rostro con molestia.

Ambos caminamos con rapidez, y nos quedamos estáticos en la entrada al ver tanta gente.

—Extrañaba el olor a alcohol.—Dijo Dahn caminando hacía el bullicio de personas cómo si nada, mientras qué yo me quedé estática en la entrada.—¿No vienes?

Asentí varias veces, y corrí hacía él colgandome de su brazo.

—No tomes tanta confianza.—Soltó con molestia intentando soltar su brazo de mi agarre.

—No me dejes sola.—Susurré, y él suspiro.

Caminamos entre la gente, y algunas miradas se enfocaron en Dahn, y no puede evitar sentirme estúpidamente celosa.

Pecando Entre Sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora