quince.

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─¿Chifuyu? ─Llamó su nombre con un susurro para verificar que este no estuviera dormido. Ambos tenían una prueba de inglés para el día lunes y Baji había decidido ir a casa del ojiazul un día antes a estudiar un poco con él.

─¿Mh? ─Escuchó cómo este murmuraba adormilado sobre el colchón en el que estaba.

Había decidido ir a preparar un poco de comida mientras tomaban un descanso. Jamás pensó entrar al cuarto y encontrarse con Chifuyu acostado, abrazando sus piernas y acurrucándose al mismo tiempo.

─Traigo... comida.

Las ganas de tirarse a un lado del cuerpo ajeno y abrazarlo, fueron controladas exitosamente.  Aún así, continuar con su mirada fija en él, no estaba ayudando mucho.

Observó cómo este se removía poco a poco entre las sábanas hasta finalmente, después de unos cuantos segundos estar sentado. Manteniendo sus ojos cerrados, inclinó varias veces su cabeza para hacerle saber que era consciente del momento en el que estaban.

El pelinegro se sentó a su lado y colocó la bandeja con sánduches sobre su regazo, tomando uno y llevándolo hacia la boca del más bajo.

─Abre. ─Pidió y esperó a que este le hiciera caso para poder darle de comer. No había hecho más de cuatro, así que fue cuestión de minutos para acabar con todo─. Voy a dejar esto por acá y ya vuelvo. ─Fue lo que dijo justo antes de salir de la habitación para poder lavar el plato y dejarlo en su lugar.

Cuando volvió, notó cómo el menor había vuelto a acostarse pero esta vez, estaba boca arriba y con sus manos sobre su abdomen. Sus facciones lucían relajadas y tenía una respiración normal. Baji decidió que ya había sido suficiente por ese momento y dejaría que Chifuyu descansara como lo merecía. Lo único que le faltaba ahora era empezar a tener tranquilidad mental y...

─¿No vas a acostarte a mi lado?

Escuchó como la voz adormilada del rubio se hacía presente de un momento a otro en la habitación.

─Pensaba en que ya me debería ir a mi casa. Estás muy cansado y no quiero molestarte más. ─Respondió aún parado en la entrada y sin cerrar la puerta.

El lugar se quedó un segundo en silencio hasta que notó cómo la figura del más bajo se movía de su sitio hasta quedar finalmente sentado sobre el colchón. Poco a poco, y con muchísima pereza, este dejó ver sus orbes azules, soltando un suspiro al final.

─No eres una molestia. ─Aclaró, negando suavemente con su cabeza─. Y aunque ya no hay nada más para seguir estudiando, ¿podrías quedarte un rato más?

El tono de su voz y su mirada eran un equipo que debilitaban con facilidad a su fuerza de voluntad. Lo peor del caso era que Chifuyu ni siquiera había hecho algo diferente cuando realizó su petición.

─Bien, pero si te duermes me iré a mi casa. ─Espetó mientras empezaba a caminar hacia su dirección y se sentaba a su lado. Observó cómo el contrario asintió varias veces con su cabeza y le sonrió fugazmente.

─Te olvidaste... de la puerta. ─Apuntó con su dedo al lugar del que hablaba. El azabache sólo frunció el ceño y suspiró con pesadez, manteniéndose inmóvil.

─Déjala. Me olvidé y ahora me da muchísima pereza levantarme. ─Dijo y tomó la mano que el menor tenía en el aire, apretándola con suavidad y dejando descansar ambas sobre el muslo ajeno─. ¿Quieres volver a dormir?

La respuesta Chifuyu fue negativa, observando las manos que continuaron agarradas por varios segundos.

Aunque no era la primera vez que se encontraban solos, sí era la primera vez que el ambiente estaba tenso entre ambos. Se podía saber aquello porque ninguno era capaz de mirarse a los ojos o decir alguna palabra, mas sin embargo, tampoco eran capaces de alejarse y romper ese momento.

─¿Crees que está bien romper esta tensión con un beso? ─Murmuró el de orbes cafeses, sintiendo cómo sus mejillas empezaban a arder. Quiso sonar gracioso al lanzar aquel comentario pero fue todo lo contrario, y ahora tenía la mirada del menor clavada encima, haciéndole sentir aún más nervioso.

─¿Uno? ─Musitó con confusión, intentando encontrar la mirada ajena con la propia pero esta estaba puesta en el agarre que las manos de ambos ejercían.

─Sólo uno. ─Respondió, conectando sus miradas finalmente. Podía escuchar los latidos de su corazón mientras vivía ese momento, los escuchaba mientras colocaba su mano sobre la mejilla ajena, acercándose poco a poco a los labios que tenía enfrente y que parecían esperar a los suyos con ansias─. Estoy nervioso. ─Confesó a unos pocos centímetros de distancia de su boca, sintiendo la respiración contraria golpear con suavidad su rostro.

─Yo también. ─Añadió justo antes de que los labios del pelinegro se pegaran a los suyos. Ninguno de los dos pudo cerrar los ojos ni mover los músculos de su boca. Aquel beso fue tan efímero que parecía como si nunca hubiera ocurrido, pero también fue tan eterno que aunque haya pasado tan sólo un segundo desde aquel toque, anhelaron otro más con mucha intensidad.

El mayor negó con su cabeza y volvió a pedir una oportunidad para disfrutar un poco más. Aquella solicitud fue aceptada por el rubio, el cual dejó que el contrario vuelva a juntar ambas bocas en un beso que fue un poco más duradero que el anterior pero que no cambió en ningún movimiento. Entre suspiros recargados con cierta vergüenza, se alejaron nuevamente.

─Sólo uno más, por favor. ─El más alto pidió, casi que rogó. Los dos chicos se encontraban sonrojados y sus pechos palpitaban con fuerza. Querían lo mismo y lo sabían.

El ojiazul colocó sus manos sobre las mejillas calientes del mayor y después de roces infinitos entre sus labios, cellaron el beso con la intensidad que tanto habían estado codiciando; ambos pares de ojos se encontraban cerrados y disfrutando de la calidez que sus bocas emanaban cada vez que se movían a un ritmo coordinado y perfecto, en donde exploraron por primera vez la sensación de deseo que habían estado reteniendo por mucho tiempo.

Cuando sus pulmones se quedaron sin el aire suficiente como para respirar, se distanciaron e intentaron regularizar su respiración, echandose sobre el colchón con sus miradas fijas en el techo.

Después de unos cuantos segundos sus miradas se encontraron, dándose un motivo suficiente para volver a anhelar el contacto de sus labios y saciando sus ganas en un nuevo beso. El mayor se colocó encima del cuerpo contrario, cuidando de no aplastarlo y atacando su boca simultáneamente.

Ninguno se dio cuenta del momento en el que la puerta de la habitación fue cerrada con suavidad por Inui, quien los observó por unos cuantos segundos un poco asombrado pero sin intención de cortar su momento.

.

se me acaba de ocurrir otra historia en mi cabeza pero no sé por qué estoy considerando en si hacerla de baji y chifuyu o no *suspiro*.

necesito opiniones. ¿les gustaría que siga haciendo de baji y chifuyu o...?

|| 𝐇𝐄'𝐒 𝐉𝐔𝐒𝐓 (𝐧𝐨𝐭) 𝐈𝐍𝐓𝐎 𝐘𝐎𝐔. ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora