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Katniss me intenta levantar del suelo, pero le cuesta, no puede conmigo. Intento poner de mi parte, pero en cuanto intento moverme, el dolor reaparece con intensidad. Ella consigue sacarme del fango a tirones y aunque intento no gritar, es como si me estuvieran desgarrando la pierna de nuevo y se me escapan algunos gemidos. Ella, al verme así, para de hacer fuerza y me quedo tumbado a medio metro de la orilla. El dolor no se va y tengo que apretar los dientes para no gritar de nuevo. Cierro los ojos para no derramar lágrimas.

-Mira, Peeta.-Dice Katniss, apaciguando parte de mi sufrimiento cuando la descubro a mi lado.-Voy a hacerte rodar hasta el arroyo. Aquí es poco profundo ¿vale?

-Fantástico.-Respondo, incapaz de negarme.

-A la de tres ¡Una, dos y tres!

Rodar duele, y mucho. Katniss consigue darme media vuelta, pero el dolor me ciega y de nuevo, no puedo reprimir unos gemidos. Se me ocurre pensar que tal vez esté perjudicando a Katniss, que yo debo de parecer patético delante de las cámara y no creo que ayudarme le sirva a mi compañera de distrito para conseguir patrocinadores.

Ella para de hacerme rodar y me quedo a la orilla del riachuelo. Aunque no he hecho nada, estoy agotado y me cuesta hasta respirar. Katniss desiste en el intento de llevarme al agua y decide lavarme ayudándose de las botellas. Tarda un rato, pero a mi no me importa. El dolor ha disminuido y ahora solo me interesa el sentir de sus manos sobre mi piel. Me quita la chaqueta y la camiseta interior que está hecha un asco y me quedo a pecho descubierto. Sonrío pícaramente, pero Katniss ni me mira, está ocupada curándome las quemaduras y los picotazos de restrevípula.

Me sienta en una roca y después de sacarme los aguijones de las picaduras y de aliviarme el dolor con hojas masticadas, me lava el pelo, que vuelve a ser rubio otra vez después de haberme quitado de la cabeza lo que me parecían unos tres kilos de barro.

Me deja descansando al sol mientras ella lava mi camisa y no puedo evitar quedarme medio dormido. Me despierto cuando siento su fría mano sobre mi frente.

-¡Dios mio, Peeta, estas ardiendo!

-Sí, hace días que tengo fiebre.-Murmuro.

Ella se va corriendo y hurga en un botiquín como el que tenían los profesionales. Saca un par de pastillas y me obliga a tragarlas. Me cuesta un poco porque tengo la garganta cerrada y estoy a punto de atragantarme. Katniss me mira inquisitiva:

-Debes de tener hambre.-Deduce.

-La verdad es que no. Qué raro, llevo días sin tener hambre.-Es verdad, es curioso, a estas alturas, debo de tener un agujero enorme en el estómago, pero no lo siento.

Katniss me trae un pedazo de carne, pero solo con olerlo, me entran ganas de vomitar y sé que no voy a ser capaz ni de tragar un bocado.

-Peeta, tienes que comer algo.-Me ruega.

Al final, acabo comiendo unos cachitos de manzana desecada de la misma manera que me tomé las pastillas, tragándola sin masticar.

-Gracias, estoy mucho mejor, de verdad.-Intento convencerla.-¿Puedo dormir un poco, Katniss?

-Dentro de un momentito. Primero tengo que mirarte la pierna.

Esto era precisamente lo que quería evitar. Tengo la sensación de lo que viene ahora va a doler.

Ella me quita los pantalones para dejar al descubierto mi herida de la pierna. Me atrevo a echarle un vistazo y tengo que apartar la vista, tiene una pinta horrible. Katniss parece estar pasándolo fatal, se ha puesto de color verde y dirige miradas de reojo al bosque como si quisiera salir corriendo.

-Bastante feo ¿eh?-Digo para llamar su atención.

-Regular.-Me responde ella preocupadamente.

Sé que no es así, que lo dice para animarme porque con la mala pinta que tiene mi pierna, sé que no voy a sobrevivir. Pero ella no se rinde y me limpia la herida con agua. La veo perlas de sudor en la frente y creo que se está aguantando las ganas de vomitar. Intuyo que ella se siente tan mal, que sugiero que descanse y que me cure después. Me obliga a comerme más fruta y se va a lavarme la ropa.

Vuelve al cabo de un rato y esta vez parece más decidida. Me aplica las hojas masticadas en la herida y empieza a salir pus.

-¿Katniss?-Digo para distraerla.-¿Y ese beso?

Ella se ríe nerviosa y creo que no sabe que otra cosa más hacer, la pueden los nervios. Me acaba confesando que no soporta las heridas ni cualquier cosa que tenga que ver con sanar y yo siento tener que hacerla pasar por esto.

Acaba de curarme y la verdad es que me ha aliviado bastante, me siento bastante mejor. Me venda la herida y me ordena que me quite los calzoncillos cubriéndome con una mochila.

-Oh, no me importa que me veas.-La tranquilizo.

Ella me mira enfadada y me suelta.

-Eres como el resto de mi familia. A mí sí me importa ¿vale?

Aguanto una carcajada porque no quiero que Katniss se piense que me estoy riendo de ella y me quito la ropa interior, tapándome para que no se sienta incómoda. Puede que vaya a morir, pero no se me ocurre una manera mejor que hacerlo estando a su lado mientras ella cuida de mi.

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¡Hola..!

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Así "Lo-Ve" Peeta (Los Juegos Del Hambre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora