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Cuando pronuncio esta última frase, siento que me he quitado un enorme peso de encima. Aprovecho que el público se vuelve loco y que las cámaras se han girado hacia Katniss para soltar un suspiro de alivio y para recuperarme, se me ha formado un nudo en la garganta que temo que me impida hablar. Miro la reacción de Katniss en una de las amplias pantallas, pero no puedo llegar a ninguna conclusión, ya que ha bajado la cabeza avergonzada y apenas se la ve. Caesar manda callar al público, que poco a poco se acaba tranquilizando. Creo que nuestro plan ha funcionado, porque el público no ha estado tan efusivo con ninguna de las otras entrevistas.

-Vaya, eso si que es mala suerte-Dice Caesar, que parece apenado de verdad.

La multitud suelta murmullos y puedo oír algún que otro grito angustioso.

-No es bueno, no-Contesto, pero no he tenido en cuenta el nudo que me presiona la garganta y mi voz acaba siendo un susurro casi inaudible, al menos en condiciones normales, ya que el micrófono que llevo en la solapa del traje amplifica todas mis palabras y mi voz resuena por todo el Capitolio gracias a unos altavoces gigantes que hay repartidos por ahí.

Caesar pide que Katniss vuelva a subir al escenario para promulgar su respuesta y cuando lo dice me entra el pánico. No quiero que suba, no quiero que me rechace delante de todo el país. Por suerte, su tiempo se ha acabado y no la dejan volver.

-Bueno, te deseo la mejor de las suertes, Peeta Mellark, y creo que hablo por todo Panem cuando digo que te llevamos en el corazón.-Confiesa Caesar.

El público estalla en aplausos, vítores y gritos de ánimo. Con tanto ruido retumbando en mis oídos, tengo la extraña sensación de estar muy lejos de aquí, en otro mundo. Es como estar en casa viendo la entrevista de otra persona totalmente ajena a mi. El único pensamiento coherente que llega a mi cabeza es que lo he logrado, he conseguido el favor del público, lo que tal vez conlleve tener patrocinadores dispuestos a  salvar nuestra vida.

Apenas oigo el zumbido que indica que mi tiempo se ha acabado y murmuro un “gracias” mientras vuelvo a mi sitio sin apenas prestar atención a lo que hago. Me dejo caer sobre la silla cuando me doy cuenta de que todos los demás están de pie. Claro, es el momento del himno. Me pongo recto de golpe dándome cuenta de nuevo del mundo que me rodea. Katniss está tan solo a unos metros de mi, pero mira al frente y hace como si yo no estuviera.

Por fin suenan las últimas notas y podemos irnos. Katniss sale disparada en dirección a los ascensores. Intento seguirla pero los tributos del 5 se ponen en medio y alguien desde atrás me empuja hacia un ascensor en el que acabo con algunos tributos profesionales que me miran con rabia, probablemente por haberles quitado protagonismo. Se antes de las cuatro primeras plantas y yo me quedo solo durante el resto del trayecto.

El aparato frena bruscamente y nada más salir, oigo el pitido del ascensor contiguo. Veo como la puerta se abre y Katniss se acerca hacia mi precipitadamente. No sé que esperaba de ella, tal vez que me diese las gracias por ayudarla, pero en vez de eso me pega un empujón que me pilla por sorpresa y hace que me tropiece con una mesa que hay en el pasillo. El jarrón que hay sobre ella  cae al suelo y se quiebra al mismo tiempo en que pierdo el equilibrio y caigo sobre los pedazos de cerámica. Siento como los bordes quebrados se me clavan dolorosamente en las manos y que la sangre caliente empieza a manar descontroladamente.

-¿A qué viene esto?-Pregunto todavía sin haberme recuperado de la sorpresa.

-¡No tenías derecho!-Me grita como una loca-¡No tenías derecho a decir esas cosas sobre mi!

¿Pero de qué está hablando? ¿Es qué no entiende que le he hecho un favor enorme?

Los ascensores se vuelven a abrir y aparecen todos: Effie , Haymitch y los estilistas, que acuden enseguida a ayudarme

-¿Qué pasa? ¿Te has caído?-Pregunta Effie al verme en el suelo.

-Después de que ella me empujara.-Contesto tal vez con más dureza de la que pretendía, pero es que el dolor aumenta cuando Cinna me ayuda a levantarme.

Katniss y Haymitch empiezan a gritarse e intervengo que ha sido idea mía para que Katniss deje de echarle la culpa a nuestro mentor, pero apenas me prestan atención y me dedico a sacarme los trozos de cerámica de las heridas. Por fin entre todos consiguen que Katniss entre en razón y la convencen de que nadie la ha echo parecer débil y de que ahora tiene muchas más posibilidades que antes de ganar, aunque a pesar de todo sigue molesta.

-Es por su novio.-Digo yo. Seguro que se ha enfadado tanto por lo que pueda pensar ese Gale, o como se llame.

-No tengo novio.-Replica, pero no puede ocultar el rubor de sus mejillas.

-Lo que tú digas, pero no me has contestado que me quieres así que ¿qué más da?

Ahora sí, ahora sí que corro el riesgo de llorar, de dolor, de rabia, de envidia, de lo que sea, pero el caso es que tengo que hacer un esfuerzo por aguantar las lágrimas.

Por fin ella se calma y parece ser que entra en razón.

-Siento haberte empujado.-Confiesa al fin avergonzada.

-No pasa nada.-Contesto encogiéndome de hombros porque no puedo seguir enfadado con ella.

Finalmente, los demás se van a cenar, pero como mis manos siguen sangrando, Portia me conduce al hospital para que me curen. Este está justo debajo del Centro de Entrenamiento y aunque es grande, apenas hay un par de médicos de guardia. Me echan un ungüento y me vendan las manos asegurándome de que mañana estarán curadas. Eso espero.

Justo después nos vamos directamente al comedor, con tantas emociones me muero de hambre.

Así "Lo-Ve" Peeta (Los Juegos Del Hambre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora