Soy una Gang Star

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Así que me levanté del sofá y me dirigí al piso de arriba para ir al baño y lavarme la cara. Cuando alcé la vista para mirarme en el espejo, grité.

―¡¿Pero qué es esto?!

Me palpé la cara, tenía escamas de color verde lima que me recorrían toda la piel. Entre mi pelo negro me salían unos cuernos que se enroscaban sobre mi cabeza, y mis ojos, antes oscuros, ahora eran amarillos como dos soles.

―¡No puede ser! Estoy para parar un tren.

Sonreí y vi que tenía dos colmillos afilados y posiblemente mortales. Me encantaba ese nuevo aspecto, parecía el típico demonio capaz de arrebatarle el alma a los hombres y beber su sangre. Además ese era un maravilloso disfraz para la fiesta de aquella noche.

Bajé las escaleras con una sonrisa en los labios y me fui a la nevera. Abrí la puerta para coger una lata de mi bebida espirituosa favorita y me llevé una horrible sorpresa al comprobar que no había ninguna.

Cabreada cerré la puerta de la nevera. Estaba molesta porque siempre tenía cervezas en la nevera y era extraño que no estuvieran ahí. Entonces puse mi mano sobre la isla de la cocina y se quedó pegajosa. Rocé mis yemas una con las otras y se me quedaron sucias. Me las llevé a la nariz y olí, era cerveza.

Giré alrededor del mueble y vi las latas esparcidas por el suelo, abiertas y su contenido siendo derramado.

―¿Pero qué mierda es esta?

Me tocó limpiar la cocina de muy mala gana y más teniendo que volver a llenar la nevera de nuevo.

(...)

Abrí la puerta de mi casa y ahí estaba el demonio más sexy y atractivo que había visto en mi vida. Belcebú llevaba unas vendas en sus musculosos brazos, las piernas y en la cabeza haciendo que su pelo cayera de lado y le quedara sobre uno de sus ojos haciéndolo ver misterioso. Por no hablar de su pecho que estaba desnudo dejando poco a la imaginación.

Era la momia más atractiva que había visto jamás.

―Santo diablo, estás espectacular.

Llevaba un traje blanco, con un sujetador de encaje y con la chaqueta abotonada en un único botón haciendo que se viera el nacimiento de mi pecho, aunque en ese momento mi piel era verde. Un sombrero con dos agujeros para mis nuevos cuernos estaba sobre mi cabeza. Y en mi cintura llevaba un falso revólver.

―Soy una Gang Star.

―Aunque te has pintado la piel de verde y te has puesto cuernos ―dijo mi novio sonriendo.

―No, me he despertado así.

―Claro ―golpeó su palma con su puño―. Te ha tocado la bendición.

Levanté una ceja extrañada.

―Cada año alguno de nosotros se transforma en una criatura diabólica. A ti te ha tocado un demonio, y uno muy sexy ―me rodeó la cintura con el brazo y me acercó a él.

―Soy sexy de cualquier cosa, incluso llevando la ropa sucia.

―Estoy de acuerdo ―me besó en los labios y noté mi revólver golpear contra él.

―Vayamos a la fiesta, que mañana tendremos la primera prueba y nos tenemos que divertir.

Estábamos delante de la puerta del gimnasio, Belcebú rodeaba mis hombros con su brazo mientras saludaba a uno de sus amigos. Mientras tanto yo miraba la puerta abierta donde se veían unas luces de colores que centelleaban a un ritmo hipnótico. Holidays In The Sun golpeaba con fuerza y se escapaba por la puerta. Mi pie se movía solo contra el suelo al ritmo de la música.

Antología: Criaturas de la nocheWhere stories live. Discover now