24. Pánico en escena

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En un giro sorprendente de la trama, la persona que quiere salir esta noche es Juan Pablo Isaza.

Los Vargas están perdidos de amor por sus novias, y mi situación con Lola últimamente se roba tanto la atención de todos que a veces me olvido un poco de él.

Del hecho de que está perpetuamente enamorado del amor, pero nunca parece haber una mujer para él. No por falta de candidatas, sino porque no es de los que se conforma con nada menos que lo que quiere, y no puedo más que admirarlo por eso.

Lo miro mientras se sube el cierre de las botas. Estoy tirado en el sofá de su habitación, y levanto la cabeza cuando Martin entra saltando y se tira de lleno a la cama.

- ¿Cómo estamos, perros? – Pregunta Martin

- Listos – Anuncia Isa

- Tengo hambre – Me quejo

Los dos me miran con una pizca de pena.

- Usted era el alma de la fiesta, perro. No sea amargado – Me regaña Martin. Ruedo los ojos

- El alma de la fiesta siempre ha sido usted, y no estoy amargado, solo tengo hambre

- Compramos empanadas por el camino – Dice Isaza mientras agarra su sombrero.

Tira del tobillo de Martín hasta que lo saca de la cama.

No quiero decirles que no quiero ir, y que realmente la idea de unas empanadas argentinas me emociona más que la rumba.

Simón está en la puerta de la habitación en videollamada con Nath. Ella nos grita saludos a todos antes de que corten la llamada, y nos ponemos en camino.

Siempre que estamos en Buenos Aires venimos a este lugar, porque tienen una cerveza dorada de barril que hace llorar de alegría a los ángeles, sirven un asado exquisito y siempre hay música increíble en vivo.

Ya que es jueves, esta noche no hay una banda como tal, sino que es micrófono abierto. Aunque no tenía muchas ganas de venir, siempre me anima ver a la gente cantar, y hay una probabilidad razonable que luego de que nos pasemos de la cerveza a algo más fuerte, alguno de nosotros termine en el escenario.

El local está ubicado en una terraza en San Telmo, y la cálida noche porteña augura otra prueba de sonido con resaca para mañana. Pero los chicos andan en un modo sobreexcitado curioso, y poco a poco se me contagia el entusiasmo.

Me alimentan como prometieron, y luego me ponen una cerveza en la mano.

Simón está en modo instagramer, publicando stories acerca de cualquier cosa, así que varias fans nos reconocen y se acercan. Sé que solemos venir siempre a este sitio cuando estamos en Buenos Aires, pero de algún modo todo el fandom de la ciudad parece estar aquí esta noche.

Se sube a cantar la primera chica, que hace un par de covers de Fito Páez bastante increíbles.

- Perro, voy al baño, ya vengo – Le digo a Isa

- ¿Trae otra ronda cuando venga? – Me pide

- Afloje, perro. Se va a emborrachar antes de medianoche

- Afloje usted, abuelo. Esto es un parche – Me dice

Ruedo los ojos, pero me pregunto si en realidad no me estoy convirtiendo en un abuelo.

Cuando voy saliendo del baño, escucho el clásico "pop" del micrófono cuando se enciende, y alguien se aclara la garganta.

- Buenas noches – Saluda una voz.

Simplemente pasanOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz