2. No me eche, Lola

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Villa me mira mientras me inclino para ponerle el candado a la puerta del bar.

Lleva el estuche de mi Martin en su hombro, y aunque una tormenta nocturna cae sobre la calle bogotana, no parece importarle.

Escondo mi largo pelo negro y liso bajo el cuello de mi chaqueta de cuero y me guardo las llaves en el bolsillo de los jeans.

- No me eche, Lola – Dice, anticipándose a mis siguientes palabras

- ¿No tienes que ir al colegio mañana o algo? – Rueda los ojos, ofendido

- Ya me gradué

- ¿Universidad? – Ofrezco en su lugar

- Solo tengo una clase mañana, y si usted no me echa, no me importa faltar

Suspiro.

A diferencia de él, si tengo cosas que hacer mañana, pero ni siquiera es media noche, y la cuestión es que me he divertido con él este par de horas más de lo que lo he hecho en los últimos meses. Su voz me ha hecho dejar de pensar en la bancarrota y toda la mierda alrededor.

Creo que no es consciente de su propia magia, y no se da cuenta de lo que me ha dado con este par de horas de música, lejos de mi realidad.

- Mi casa está cerca, pero ninguno de los dos está como para manejar. Si no te importa mojarte y me prometes que le avisarás a quien sea el adulto responsable a cargo de ti que estás bien, te puedes quedar un rato

- ¿El adulto responsable a cargo de mí? – Se burla. Me encojo de hombros

- Eres un niño – Respondo simplemente

- ¡Un niño! – Exclama, ofendido - ¿Cuántos años tiene usted, señora? – Me río, porque no pensé que eso fuese a disgustarle

- 25

Frunce el ceño, estoy segura que pensando algo para replicarme, pero supongo que no hay mucho que decir.

Por primera vez sin palabras en las 5 horas que hemos pasado en compañía del otro, Villa da un paso fuera del toldo de entrada de mi bar. Me quedo mirándolo un segundo mientras la lluvia lo empapa, y a lo mejor estoy demasiado borracha, pero por un momento se me ocurre que nunca he visto nada más hermoso.

Extiende su mano para reclamar mi compañía, y la tomo porque en ese momento podría haberme ofrecido cualquier cosa y seguramente le habría dicho que sí.

- Siempre he querido escribir algo que tenga que ver con la lluvia – Dice de la nada

- ¿Cómo qué?

- No lo sé. Me gusta la metáfora de rescatar a alguien de la tormenta

- Eso es bonito. ¿Quién te rescató de la tormenta?

- Hoy, usted – Me dice y sonríe – Me salvó de mil tormentas

Dejo escapar una carcajada y le doy un golpecito con el hombro.

- Solo te invité a whiskey

- El whiskey estuvo genial, pero no diría que es lo más remarcable de esta noche

- ¿No? – Pregunto, y levanto la cabeza para mirarlo. Es apenas ligeramente más alto que yo, y cuando baja los ojos para ver los míos, soy distraída por ese extraño color verde gris - ¿Entonces qué?

- Todo. Cantar juntos, hablar. Usted

- Hay algo especial acerca de ti, Villa. Algo que te hace resaltar de la multitud. Cuando seas famoso y tengas a 3000 fans gritando tu nombre, espero que sigas recordando esa magia que tienes ahora

Simplemente pasanWhere stories live. Discover now