15. Paciencia

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Todos se quedan mirándome cuando me presento al otro día a la prueba de sonido.

Me vi al espejo, así que sé perfectamente que estoy amarillo, y esta noche van a tener que esforzarse maquillándome para el show, pero puedo estar en pie y tocar es literalmente lo único que quiero hacer.

- ¿Qué? – Les pregunto a todos

- Está verde, Villa – Me dice Martín

- Estoy bien – Murmuro

- ¿Siquiera ha comido algo? – Esta vez es el otro Vargas quien pregunta. Le muestro la botella de suero oral que tengo en la mano

- Esto es lo único que no me hace vomitar – Respondo

- Se va a desmayar a mitad del concierto – Asegura Isaza

- No me voy a desmayar, ¿por qué están todos tan sobreactuados? Solo es una intoxicación alimentaria. Estoy bien.

La cosa es que de verdad estoy mejor.

Si, sigo enfermo, pero el día de descanso obligado por la incapacidad me dio tiempo para pensar.

Demasiado.

Creo que gran parte de lo que me hace sentir mejor es que pude sacarme del pecho una buena parte de lo que quería decirle a Lola.

Pero a medida que pasa el día, empiezo a arrepentirme de habérselo dicho. Ella no tiene la culpa de mis dramas existenciales, y no es justo cargarla con todo lo que siento, cuando ese es un problema mío y no de ella.

Al final no me desmayo en el escenario, aunque Isa no me deja hacer el solo de guitarra en el usualmente saltamos por todo el escenario, lo que está bien, porque no estoy en mi mejor forma física.

Ni bien las luces se apagan luego del show y salimos de escena, voy a buscar mi celular. Todavía tengo la guitarra colgada a la espalda y el retorno en la oreja, a pesar de que ya fue apagado desde la consola principal.

Villa: Siento que toda mi vida adulta se resume en cagarla y luego disculparme con usted. A estas alturas ya no debe significar mucho, pero quería decirle que lo siento. Le hice una pataleta, y no es justo. Discúlpeme, Lola.

No le escribo nada más sentido, porque solo se me ocurre decirle que la amo, y como que eso la espantaría todavía más.

No espero que me responda, porque no creo que vaya a hacerlo.

Me descuelgo la guitarra y la guardo en su estuche. Todavía se escuchan los gritos de la gente al fondo, pidiendo otra. Es uno de mis sonidos favoritos en el mundo, y me hace sonreír.

Mi celular vibra.

Lola: ¿Te puedo llamar?

Villa: Si, claro

Dos segundos más tarde, me entra una videollamada.

- Hola – Saludo en cuanto descuelgo

La imagen se aclara para permitirme verla en lo que es, sin duda, su habitación. La misma que recuerdo de hace 8 años.

Solo veo sus hombros cubiertos por un swater gris, y su pelo recogido en un moño atravesado por un lápiz. No está maquillada, y es la mujer más bonita del mundo solo así.

- Woow. ¿Dónde estás? No te oigo nada

- Uhm...Espere – Revuelco mis cosas buscando unos audífonos, pero no tengo idea de dónde están, así que agarro los de Simón – Hola – Repito

Simplemente pasanNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ