4| Duff Mckagan

702 63 9
                                    

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.


A partir de esa semana, Florah no más pisó la escuela. Adquirió a la fuerza una rutina nueva que le sacudió la vida porque nunca había estado tan cerca de sus padres. Ahora que los veía todo el día, se habían convertido en sus nuevos compañeros, y eso no podía ser más terrible. Los profesores la visitaban todos los días para dar cátedras, pero ella no escuchaba nada. Hacía como que anotaba en el cuaderno, pero en realidad dibujaba garabatos sin sentido mientras su cabeza pensaba en otras cosas, como Michael, por ejemplo, o Cindy.

Durante la tarde permanecía encerrada en su habitación, no tenía nada más que hacer además de pintar. Un día, retrató a Michael en óleo y esa pintura fue diferente a las otras. El detallismo con que sus dedos consiguieron explicar cómo ella lo veía, la impulsó a perfeccionar sus técnicas de retrato. Así estuvo el resto de los días, pintando como si no existiera otra cosa más que hacer.

.

.

.

Era martes al mediodía, la casa estaba silenciosa porque su madre había salido a comprar. Los únicos que estaban eran su padre y ella, pero al parecer él había olvidado por completo que su hija ya no iba a la escuela.

Florah estaba cepillándose los dientes cuando escuchó unos murmullos en el primer piso, acompañado de unas risas. Se asomó discretamente por la baranda de la escalera para tener una mejor visión de lo que estaba pasando abajo. Su padre hablaba por teléfono.

—Sí, linda, también te extraño —murmuró en una voz poco audible, pero el oído de Florah era demasiado agudo y pudo escuchar igual—. No, no está, ¿por qué? Ay, no seas sucia... —Rio para sus adentros—. Me encantaría que me hagas eso...

Florah quedó boquiabierta, además de asqueada. Su padre estaba hablando con alguien y ese alguien no era cualquier persona, era una amante. Se echó rápidamente para atrás y se quedó perpleja junto a la pared, pero mientras intentó procesar lo que acababa de ver, su papá seguía hablando asquerosidades.

Ya no quería seguir escuchando, así que se metió rápidamente al baño para terminar de lavarse los dientes. Se los cepilló como si tratara de quitarse toda la mugre de ese descubrimiento, jamás imaginó que su padre fuera capaz de hablar con esa voz tan asquerosa. Mucho menos imaginaría que le sería infiel a su mamá, sabía que ninguno de los dos se expresaba cariño, ¿pero llegar a la infidelidad? Era una locura.

Su mamá no era su persona favorita en el mundo, pero existe un valor llamado lealtad que debía cumplirse desde el momento que contrajeron matrimonio. Le desagradaba que su papá le estuviera haciendo eso, pero ¿qué podía hacer? ¿Es correcto meterse en su relación para acusarlo? Si no tenía confianza para hablar de la escuela, mucho menos la tendría para delatar esa traición. Lo único que pudo hacer, fue guardar silencio y esperar que las cosas fluyeran solas.

.

.

.

El reloj del velador marcó las once de la noche cuando Florah fue sustraída de su sueño por un golpecito corto que reventó en su ventana, pero no fue suficiente para despertarla del todo, así que volvió a dormirse en la almohada.

El Chico Zeppelin 1 | 𝕯𝖚𝖋𝖋 𝕸𝖈𝖐𝖆𝖌𝖆𝖓 ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن