Creep

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Ship: Neville x Ginny
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Miraba a lo lejos como la pelirroja daba vueltas con su escoba por todo el campo, gritando cada que alguno de sus hermanos la alcanzaba. Los hermanos Weasley habían creado un juego llamado "caídas y golpes" que constaba en que un jugador (el golpeador) tenía que alcanzar al resto de jugadores (los caídos) y tirarlos de la escoba. Si el golpeador lograba tirar dos veces al mismo caído, entonces, ganaría y aquel que haya perdido tomaría el lugar del golpeador mientras que el golpeador el del caído. Ellos lo llamaban calentamiento previo a quidditch, pero todos sabían que no era más que una vaga excusa para poder golpearse entre ellos sin que su madre los regañara.

Claro que Ginny no era bienvenida ni en el "calentamiento" ni en el juego. Pero cuando entró al equipo —en contra de la voluntad de su familia—, sus hermanos no tuvieron de otra más que dejarla jugar y calentar con ellos.

—¡Nev, entré al equipo! —Le había contado Ginny emocionada el día en el que fue admitida —. ¿Puedes creerlo? ¡Tienes que ir a ver todas mis prácticas!

Neville reía mientras Ginny lo estrujaba entre sus brazos.

—Creí que tu madre te prohibió audicionar —musitó el chico intentando no asfixiarse por el abrazo de la chica.

—Al diablo con mi mamá —soltó aún emocionada —, estoy en el equipo, eso es lo que importa. Promete que irás a verme, promételo, promételo.

Así que ahí estaba, sentado en la gradas a plena luz del sol, viendo como Ginny tonteaba antes de su primer entrenamiento oficial como cazadora (y buscadora sustituta) del equipo de Gryffindor. Pero él no pensaba en la sensación atosigante de calor que azotaba esa tarde, o en cómo el sol estaba derritiendo su sensible piel. No, él en lo único en lo que podía pensar era en lo hermosa que Ginny lucía con el viento moviendo su pelirrojo cabello y en la manera en la que su sonrisa deslumbraba a todo el campo, casi retando al sol para ver quién brillaba más.

Y es que la verdad, Neville estaba perdida y locamente enamorado de la menor de los Weasley, lo había estado desde el cuarto año, cuando asistieron juntos al Yule Ball. Cuando la chica le propuso ir al baile juntos, jamás creyó que podría pasarla tan bien en una sola noche. Ginny había sido la primera persona que no lo trataba como si fuera una especie de fenómeno, como un bicho raro.

A partir de aquella noche la risa de Ginny y su personalidad sarcástica pero noble le fueron imposibles de olvidar, y tal parece que Ginny también vio algo especial en él, ya que después del baile se volvieron inseparables. Se contaban todo y se apoyaban siempre. Cuando sentían que el mundo entero estaba en su contra, encontraban en el otro un apoyo. Y vaya que eso sucedía seguido; ser considerado un completo inútil en la magia o la hermana insípida de una familia muy querida no podía ser algo fácil.

Con el pasar de los años el amor que sentía Neville por la chica no hacía más que fortalecerse, volviendo cada vez más difícil el poder mantener su amistad.

Apenas y puedo verte a los ojos. Eres como un ángel, preciosa e inalcanzable para mi.

La práctica comenzaba, Harry daba la charla motivacional que los capitanes siempre solían dar antes de un entrenamiento o partido, y él alcanzó a ver como la chica jugueteaba con su cabello mientras daba pequeños saltitos en su lugar de manera inconsciente, cosa que hacía cuando se encontraba ansiosa o nerviosa. Neville no pudo evitar suspirar ante lo bonita que lucía Ginny cuando estaba emocionada.

Desearía ser especial, tú eres demasiado especial. Pero yo soy raro, soy un bicho raro...

Se odiaba a sí mismo y odiaba que esas estúpidas y falsas esperanzas invadieran su cabeza con tanta frecuencia. Pero no lo mal entiendan, no es que solo fuese amigo de Ginny buscando obtener algo más de la chica. Sí, estaba enamorado de ella, pero se conformaba con ser solo su amigo, con que ella dejase que él formara parte de su vida. No quería más, no necesitaba más.

No pertenezco aquí, pero tú me haces sentir como si lo hiciera. Pero no me importa si duele, me gustaría poder tener el control por una vez en mi vida.

Y era cierto, le gustaría ser valiente, le gustaría poder sincerarse con Ginny, quedarse por siempre con ella, con la persona que tan bien lo hacía sentir. Pero no, no era valiente y no tenía posibilidad alguna con Ginny.

Tal vez si estuviera a su nivel, si tan solo fuera guapo y menos idiota, tal vez así tendría una oportunidad con ella.

Quiero un cuerpo perfecto, quiero un alma perfecta, quiero ser suficiente para ti.

La primera vez que notó aquellos sentimientos fue la primera vez que vio a Ginny llorar por Harry. Era bien sabido por todos los que tuvieran un poco de sentido común y buena vista que Ginny Weasley estaba completamente encaprichada con Harry. Claro que Neville nunca lo había tomado como un interés serio, no hasta que su, en ese entonces, nueva mejor amiga llegó llorando a su habitación para contarle que se había enterado de que Harry saldría con Cho Chang.

Y a pesar de que Neville no fuese una persona rencorosa para nada, un resentimiento inmenso hacia Harry se apoderó de ella. ¿Cómo era posible que Harry no se diera cuenta de la gran chica que era? ¿Cómo se atrevía a lastimar de esa manera a Ginny? ¿Y por qué el hecho de que Harry no valorara a Ginny de la manera en la que él lo hacía le molestaba más que el hecho de que la chica estuviese llorando?

—¿Por qué no me quiere? —sollozó la chica escondiendo su cara en el pecho del chico.

El la estrujó aún más entre sus brazos.

—No te merece —susurró —, no tiene de la menor idea de lo que se está perdiendo.

Quiero que te des cuenta de lo mucho que vales.

Pero Ginny ya no era esa niñita desesperada por la atención de Harry, había cambiado, se había hecho más fuerte, más independiente. Pero nunca perdió ese lado que lo enamoró, nunca dejó de ser aquella chica sarcástica.

La práctica terminó y Neville, como de costumbre, ni cuenta se dio gracias a que se perdió por un largó rato en sus pensamientos. Una vez más llegando a la conclusión de que, por más que lo desease, nunca sería lo suficientemente bueno como para estar con su ángel.

Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no notó la presencia de Ginny hasta que esta saltó encima de él, preguntándole que le había parecido su primer entrenamiento.

—¿Volé bien? ¿Cómo lucía? ¿Juego mejor que mis hermanos? ¡Debiste haberme tomado una foto! —chillaba ella con una sonrisa que cada vez parecía hacerse más grande.

—Estuviste grandiosa, Gin. —Rió Neville ante el entusiasmo de su amiga, que de un saltó se levantó de las gradas, jalándole a él junto con ella.

—Por supuesto que lo estuve —bromeó ella en tono arrogante —. Gracias por venir a verme —musitó suavizando su tono de voz para después en un rápido movimiento depositar un fugaz beso en su mejilla.

Él se sorprendió ante la muestra de cariño, sabiendo que Ginny rara vez mostraba afecto por medio de besos, o palabras bonitas, casi siempre lo hacía con base a algo que ella había llamado "amor brusco", que constaba de golpes cariñosos y burlas inofensivas.

Y claro que no pudo evitar sonrojarse a más no poder en cuanto reaccionó ante lo sucedido. Ginny rió viendo la reacción de su amigo, pero aún así Neville pudo notar como un leve sonrojo coloreaba sus mejillas.

Ella lo tomó de la mano para después salir del estadio de esa misma manera, mientras hablaban de cualquier tontería que se les viniese a la mente.

Si tan solo Neville abriera un poco los ojos y dejara de menospreciarse a sí mismo, tal vez se daría cuenta de que, para Ginny, si que era especial.

CryBaby [Fictober 2021]Where stories live. Discover now