Notebook

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Ship: Pansmione
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—No olvides todas las cosas que te enseñé, las necesitarás para estar con alguien que no sea yo.

Había pasado de nuevo. Pansy dejándola, diciéndole que ya no la amaba. Que no era suficiente, que ella no era suficiente.

Despertó con la respiración agitada y lágrimas escurriendo por sus mejillas. Miró el reloj, eran las tres de la madrugada. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces se había despertado a esa misma hora, buscando la presencia de su novia a su costado, solo para encontrarla completamente dormida a su lado, ajena a cualquier pesadilla que ella pudiese tener.

Su mirada recorrió el cuarto, como si buscase algo fuera de lo normal, algo que le dijera que no estaba soñando de nuevo, pero no encontró nada fuera de lo común. El olor a café y menta que caracterizaban a su novia impregnado en la habitación, el ruido que se escuchaba en las calles de Londres fuera del departamento, la tenue luz de luna que se colaba a través de las persianas. Todo estaba en orden, no había peligro, no había dolor.

Pero, entonces, ¿por qué se sentía como si se fuese a asfixiar en cualquier momento?

Se removió entre las sábanas para voltear a ver la figura dormida de su novia. Se veía tan bella aún cuando estaba dormida. Con la yema de los dedos trazó un camino invisible por las pecas que se extendían por el puente de la nariz de la chica, su piel suave como algodón y sus largas pestañas que, pese a la poca luz en el cuarto, eran imposibles de no ver.

Pansy era tan bonita, tan perfecta. Y ella temía arruinarlo.

Se incorporó sobre el colchón haciendo el menor ruido posible, se paró de la cama y con pasos cautelosos salió del cuarto.

Un vaso de leche, un vaso de leche caliente con extracto de vainilla era lo que necesitaba para conciliar el sueño y ahuyentar a las pesadillas. O por lo menos eso era lo que se decía noche tras noche. Harry le había dicho que sería más efectivo tomar una poción calmante o pastillas para dormir, y aunque esa era una solución sensata, ella se negaba a tomar algo de eso.

—Si me medico será como aceptar que tengo un problema —Le había explicado la tarde anterior a su amigo mientras se alistaban para salir de su jornada en el ministerio.

—Y según tú, no lo tienes —farfulló Harry.

—Solo son pesadillas, Harry. No es nada grave.

—Dile eso a las bolsas que cuelgan de tus ojos —soltó señalando a sus prominentes ojeras causadas por la falta de sueño.

Sabía que su amigo tenía razón, que no podía seguir engañandose a sí misma, que el no dormir adecuadamente la estaba afectando tanto física como mentalmente. Pero no podía admitir que era un problema, no quería admitir que tenía un problema.

—Eres jodidamente egoísta al pensar que siempre tienes la razón —Habían sido las palabras de Ron cuando terminó con ella —. No ves la lección ni aunque esté enfrente de tus ojos.

Al instante apartó el pensamiento, pero cada vez le parecía más difícil no pensar en él. Ron Weasley había sido muchas cosas para ella a lo largo de su vida, pero nunca creyó que se convertiría en un trauma que la perseguiría hasta el final de sus días y en cada relación romántica posterior a él que podría llegar a entablar.

Eran jóvenes, inexpertos e intentaban establecerse después de la guerra. Sabían que no iba a ser fácil, pero nadie les advirtió que en vez de ser un apoyo mutuo se convertirían en un constante y doloroso tormento para el otro.

CryBaby [Fictober 2021]Where stories live. Discover now