Soap

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Ship: Ginstoria
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El sonido del agua saliendo de las llaves y llenando la tina, ella sumergiendo su cuerpo entre burbujas y agua caliente. Sentía como si sus pensamientos y aquellas palabras que se habían escapado de sus labios la estuvieran inundando a ella, ahogándola, como si ella fuese una tina de inseguridades y confesiones reprimidas.

—Dios, desearía no haber hablado— se reprendía mentalmente —. ¿Por qué siempre me derramo?

Solía ser cuidadosa, caminando casi de puntitas en cada una de sus acciones. "Como midiendo la temperatura de una gran charca" solía decir su madre. Pero esta vez no, a la mierda la cautela. O por lo menos parecía que esa fue la idea de su boca al abrirse para humillarla.

Puede que haya tropezado más de una vez en el camino hacía el baño de prefectos, pero a fin de cuentas había logrado llegar, reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

Su madre solía decir que un baño con muchas burbujas y agua hirviendo eran la cura para cualquier mal, ya sea un mal día, una gripe o una fuerte depresión.

Aunque en ese preciso momento, con el vapor llenando el baño y con ella completamente sumergida debajo de esas burbujas olor a rosas, solo parecía que el baño solo la acorralaba contra sus pensamientos y los recuerdos de lo sucedido hace menos de una hora atrás.

Cualquiera que tuviera un poco de sentido común sabría que ser la mejor amiga de Draco Malfoy no era una tarea fácil. Adoraba a Draco con todo su ser, pero tener que hacer y decir algunas cosas para mantener al rubio feliz a veces se podía volver algo pesado.

Todos sabían que la actividad favorita de Draco era fastidiar Gryffindor's, y claro que tenía su preferencia por cierto grupo de leones en específico. Si tuviera una moneda por cada vez que le venía a la mente preguntarle a su mejor amigo el porqué de su obsesión con Potter y sus amigos, sería el doble de millonaria que cualquier familia mágica.

No le interesaba que Draco, Pansy, Blaise, Crabbe y Goyle fueran matones —casi siempre se quedaba sentada junto a Theodore a una distancia segura de los violentos enfrentamientos entre Draco y Potter—, incluso no le importaba que su misma hermana lo fuese, mientras no se metieran con alumnos mucho menores no le parecía que fuera un problema. El problema estaba en que ella, al ser amiga de Draco, también se esperaba que fuera una bravucona.

No, el problema no era ese, el problema estaba en a quién tenía que molestar. Por supuesto que no se iba a meter con alguien mayor, y por un momento creyó que a ella no le tocaría ser parte de la pandilla de Slytherin's bullys, pero para su mala suerte, Potter tuvo el descaro de amigarse de Luna la lunática Lovegood y Ginevra fastidios Weasley.

Al inicio no fue tan difícil fingir que disfrutaba molestando al dúo de amigas. Claro que ser agresiva no era parte de su naturaleza, es más, Daphne solía decirle a modo de burla que era tan dócil y amable que podría pasar por una Hufflepuff sin esfuerzos, pero a pesar de eso, logró exitosamente hacerles la vida de cuadritos a esas dos.

Su engaño era creíble, o por lo menos lo era hasta ese día.

¿Quién en su sano juicio se enamora de una de las personas a la que se supone que debe odiar?

No era su culpa que la hermosa melena rojiza de la chica la hubiera cautivado, tampoco era su culpa que las pecas en la cara de Ginny se asimilaran tanto a las estrellas en el cielo, de tener tiempo las contaría todas. Así que si de alguien era la culpa, era de Weasley. Ella y su estúpida perfección.

Sacó la cabeza del agua, sus ojos se dirigieron al vitral del baño. Amaba el baño de prefectos, y amaba aún más a Draco y Pansy por haberle dado la contraseña del lugar. Una hermosa sirena pelirroja la saludó desde el cristal, haciendo que su mente inconscientemente volviese a recordar lo sucedido.

CryBaby [Fictober 2021]Where stories live. Discover now