Toxic

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Ship: Wolfstar
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Él entró en la habitación y Remus pudo sentir como el aire abandonaba sus pulmones, dejando en su lugar una sensación de pesadez y algo de dolor. Había estado sintiendo aquella horrenda sensación desde el día en el que se había mudado a Grimmauld Place.

Su mirada se clavó en Sirius que depositó un beso en su mejilla antes de preguntarle si ya se iba a dormir, jalándolo hacia la habitación con él.

Un hombre como tú debería llevar una advertencia.

A pesar de que moría de sueño, no podía quitarle la mirada de encima al azabache que dormía a su lado. Su vista ya se había acostumbrado a la oscuridad de la habitación, por lo que no se le complicaba para nada ver las facciones de Sirius. Lucía tan relajado y tan pleno, y Remus no podía creer que alguien con el pasado del hombre pudiese entrar en un estado de paz de tal magnitud.

Y a pesar de ser tan dañino me encanta todo lo que haces. No sabes que eres tóxico.

Sirius no estaba consciente de todos los pensamientos que invadían su mente cuando estaba con él. Parecía como si lo hubiera olvidado todo, como si ignorara todo el daño que había detrás de su relación.

Normalmente mantenía aquellos pensamientos reprimidos en lo más profundo de su interior, pero Harry se había marchado esa misma mañana a Hogwarts y sin él en la casa era sumamente difícil ocupar su mente en algo más que no fueran los recuerdos de su adolescencia. Los recuerdos de la broma.

Recordaba bien lo que solía sentirse cuando estaba con Sirius, el sentimiento de libertad y seguridad que se apoderaba de su vientre en sus encuentros, en sus citas, en cada momento en el que convivían.

¿Adónde se había ido todo eso?

No es que no se hubiera dado cuenta antes de todas las señales de advertencia que tenía el chico aún cuando eran niños; su fascinación por romper las reglas y desafiar la autoridad, el rencor excesivo que podía llegar a guardarle a aquellos que no eran de su agrado, su nula capacidad de perdonar y esa inmadurez desbordante con la que siempre cargaba. Sirius Black estaba lleno de defectos. Y aún así, Remus no pudo evitar enamorarse perdidamente de él.

—Soy un desastre —habían sido las palabras de Sirius ante la confesión de Remus —, no quieres estar conmigo.

Remus negó con la cabeza para después acunar con sus manos el rostro del chico.

—Sé mi desastre —pidió antes de unir sus labios.

Era joven y no tenía ni la menor idea de en lo que se estaba metiendo, pero de cualquier modo no podía culpar a nadie más que a él. Estaba enamorado, cegado. Aunque las cosas no siempre fueron tan horribles, hubo un tiempo en el que eran genuinamente felices.

Eras peligroso pero igual me enamoré.

Y ahora no había escape, estaba atrapado. Creyó que cuando habían encarcelado a Sirius todo había acabado, que ya no tendría que lidiar con esos confusos sentimientos nunca más. Aunque de cierta manera no podía vivir sin ellos.

Era tan jodidamente enfermizo. Tan tóxico.

Eres peligroso y me encanta.

Había llegado demasiado alto y ahora no podía bajar, estaba perdiendo la cabeza, dándole vueltas y vueltas a un evento pasado.

Pero no quería dejarlo, no podía, no ahora. No cuando tenían la vida que siempre habían soñado. Estaban juntos y tenían a Harry que, a pesar de no ser su hijo biológico, lo querían y cuidaban como tal.

Y es que en sus momentos más oscuros, cuando se planteaba seriamente dejarlo todo, a su mente llegaban los recuerdos nostálgicos de cuando eran jóvenes y estaban llenos de esperanzas. No quería fallarle a su yo joven rindiéndose ante todo eso que alguna vez soñó y que ahora tenía.

Con el sabor de tus labios me haces viajar, eres tóxico y me derrumbo lentamente. Estar contigo es como probar el veneno del paraíso. Soy adicto a ti. ¿Acaso no sabes que eres tóxico?

—¡No puedo creer que me hayas hecho esto! —Se alejó de él antes de que sus pieles pudieran entrar en contacto —. ¿Tienes una idea de lo que has hecho? ¿Siquiera te importa lo que pudo haber pasado?

—¡Claro que me importa! —chilló Sirius desesperado —. Y ya te dije que lo lamento —Las lágrimas habían comenzado a correr por las mejillas de azabache —, ¿podemos dejarlo pasar? No sé qué más hacer para demostrarte cuánto lo siento.

—¿Dejarlo pasar? —masculló furioso —. ¡Sirius, Severus pudo haber muerto por tu culpa!

—Remus, creo que estás exagerando. La cosa no pasó a mayores —intervinó James, viendo como Sirius entraba en pánico al ver que su novio no parecía dispuesto a perdonarlo.

—¿Crees que estoy exagerando? —gritó Remus sin poder contenerse por más tiempo. Miró a James dolido, para después dirigir su mirada a Peter —. ¿Eso es lo que creen todos?

El castaño miró dolidos a los que se supone debían ser sus amigos, que ni siquiera se atrevieron a mantener la mirada, desviándola en cuanto Remus buscó apoyo en ellos.

Aquella fue la primera vez en la que se dio cuenta de lo cruel que Sirius podía llegar a ser. Y cuando Lily lo convenció de darle otra oportunidad tanto a Sirius como a James y Peter, en serio tenía la esperanza de que las cosas volvieran a ser como antes, de que ese incidente. Pero esa esperanza no era más que una fantasía vacía.

Nada volvió a ser como antes. Sí, Remus perdonó a sus amigos y novio, pero la confianza que les tenía nunca volvió. Claro que se siguieron queriendo y apoyando incondicionalmente, pero había algo, algo que no permitía que la situación sanase por completo.

Se dijo a sí mismo que la situación no estaba tan mal, que solo necesitaban un poco más de tiempo para volver a ser como antes. Que si ya no se sentía cómodo ahí, con Sirius podía marcharse en cualquier momento.

Si tan solo se hubiera dado cuenta de que, con cada día que pasaba, la posibilidad de dejarlo todo ahí se veía cada vez más distante.

Se le hizo tarde para abandonarlo. Y la dependencia cada vez se hizo más profunda. Lentamente se apoderó de él.

—Les digo que no es buena idea hacer a Moony el guardián del secreto —Fueron las palabras que su novio le había dicho a sus amigos para convencerlos de confiarle sus vidas a Peter —. Lo amo, pero no es fuerte. En cualquier momento podría unirse al bando de los lobos y traicionarnos.

Y tal vez tuviera sentido, pero la idea de que sus amigos aún lo viesen como un monstruo a pesar de todos los años intentando demostrarles tanto a ellos como a sí mismo que no era uno le estrujó el corazón. Tal vez por eso no hizo nada cuando se enteró de que Sirius había sido mandado a Azkaban, tal vez por eso se resignó a quedarse solo.

Y después de años y años sufriendo terminó por aceptar que la vida no quería que fuera feliz. Terminó por rendirse en la búsqueda de mejorar su relación con Sirius y terminó por dejarse consumir por completo por esa toxicidad y desconfianza en la que estaba sumergida su relación.

Y es que en cuanto se volvió a topar con su primer y único amor, no pudo negarse a tener esa vida a su lado con la que siempre había soñado. No importaba lo agotador que fuese.

Solía decirse que estaba con Sirius para poder darle la familia que nunca tuvo a Harry. Pero eso no eran más que mentiras, la realidad era que aunque quisiera, no podría salir de ese círculo vicioso en el que se había convertido su relación.

Intoxícame ahora con tu amor podrido. Creo que estoy listo ahora, ya no voy a luchar. Ya no pienso luchar.

Una lágrima escurrió de sus ojos, mientras poco a poco cerraba los mismos, preparándose finalmente para dormir con su amor, con su único y  nocivo amor.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora