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Los constantes bochornos que Error tenía por situaciones como la de esa mañana estaban colmado su limitada paciencia. Estaba cansado de vivir con Reaper, pero habían dos cosas que le impedían mudarse de esa casa: el primero es el profundo agradecimiento que tenía hacia él, después de todo, Reaper fue la única persona dispuesta a ayudarlos después de la muerte de sus padres; y el segundo es una molesta voz en su cabeza que le dice constantemente que no se vaya y sabe muy bien que es la voz de su consciencia (y por conciencia, se refiere a Geno y Fresh. Aunque a este último le cuesta hablar en español, normalmente Error siente cuando está triste). Al final, son dos contra uno.

Reaper es una persona agradable, un poco torpe, a veces demasiado meloso, otras muy burlista y hasta molesto, Error está consiente que es su propio temperamento el que no le deja tolerar a Reaper, aún así, hace su mayor esfuerzo para convivir con su tutor.

Sacude la cabeza en un intento de alejar los pensamientos que invaden su mente y los sustituye por las palabras que usará en su exposición a primera hora.

Camina lentamente por los pasillos del instituto, con la vista fija en los papeles que sostienen sus manos, llegando a ponerlos demasiado cerca de su cara para poder leerlos ya que había olvidado sus lentes en casa. Sigue su camino por el jardín central y es allí donde alguien tropieza bruscamente con él y le hace caer en medio de un arbusto de rosas, las espinas de la mismas le hieren la piel de las manos, brazos y parte de su rostro, dañando al mismo tiempo sus guantes y su suéter negro.

-Maldita sea- masculla Error

Intenta levantarse tan rápido como puede, pero al pisar el suelo, su zapato resbala con el lodo que la lluvia de la noche había dejado y termina cayendo de bruces en este.

Toda su ropa estaba cubierta por manchas de lodo y aunque esta fuese de un color oscuro, de igual manera se notaban.

Risas de burlas comenzaron a escucharse por todos lados.

La vergüenza azotó las mejillas de Error con un intenso carmín.

Un chico se acercó a él para ayudarle pero Error no correspondió de ninguna manera, estaba absorto en su ira.

-Lo siento. No vi que estabas detrás. Déjame ayudarte-

Escucha la voz tranquila y aguda del chico albino

La mirada de Error estaba perdida en los papeles que se habían destruido en el lodo. Todo su arduo trabajo estaba perdido y era culpa de ese estúpido chico que no pudo fijarse por donde iba.

La adrenalina corriendo por sus venas lo impulsó como un resorte del suelo y sin pensarlo golpeó con fuerzas al chico.

Todo se quedó en silencio por unos minutos hasta que el albino se incorporó, limpió su nariz sangrante con el dorso de su mano y miró el líquido rojo. Su mirada se desvío como un rayo hasta Error.

-Esto... era innecesario- dice el chico con calma. Esa actitud hizo enojar mucho más al contrario.

Después de escuchar esas palabras, Error no puede recordar lo que sucedió, su mente se envolvió en una profunda oscuridad y un sonido agudo, como el de un silbido distorsionado, le aturdio los oídos.

No sabe cuánto tiempo ha transcurrido cuando recupera la consciencia. Está un poco desorientado, pero al abrir los ojos puede notar que estaba sentado en una de las incómodas y frias sillas de metal de un salón de la institución. Siente una pequeña punzada en su cabeza que le hace arrugar el entrecejo. Observa de soslayo su alrededor y emite un chasquido de irritación con la boca al darse cuenta que estaba en detención. Lo descifra rápidamente porque ya ha estado en ese lugar un par de veces y puede distinguir ese horrible color marrón amarillento de las paredes, que, en su opinión, era como estar rodeado de mierda, además, el lugar era bastante reducido en comparación a otras aulas. Realmente detestaba ese lugar, ni siquiera tenía ventanas por donde pasara aire o la luz del sol.

Trastorno De Identidad Disociativa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora