12. Desperdicio

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Beck.

Una punzada en mi pecho se hizo presente, ¿que no habían terminado? Digo... no es como que fuera de mi importancia pero... ¡A quien quiero engañar!, por supuesto que es de mi importancia.

¡Ella me había besado hace menos de 3 horas! Y ahora está con Maximiliano dándose cariño como sin vergüenzas.

Eres un estupido Beck, ¿en verdad creías que por un simple beso tendrías oportunidad con Sabrina? Es decir, mírate y mírala a ella.

La voz en mi cabeza hizo que todo rastro de ánimo se esfumara.

Era verdad, fui demasiado ingenuo como para poder creerme el hecho de tener una oportunidad con Sabrina. Pero no creo merecer ser ilusionado con tal magnitud.

Un carraspeo hizo que mis pensamientos se alejaran, dirigí mi atención hacia el lugar de donde había provenido aquel carraspeo. Era un señor de la tercera edad, mirándome molesto.

—Jovencito, sería usted tan amable de dejar de babear el culo y avanzar la fila. Tengo prisa, carajo.— dijo enfadado.

Mis mejillas rápidamente se tiñeron de un rojizo encendido. Estaba tan centrado en mi desilusión con Sabrina que no me había percatado que la fila había terminado y era mi turno para ser atendido.

—Lo lamentó tanto, señor, por favor pase antes que yo. Y nuevamente una gran disculpa.— dije dándole paso a mi lugar.

Él me miro con recelo pero avanzó a la fila muy indignado.

Cuando al fin fue mi turno, llegue a una chica pelirroja, con una gran sonrisa me miró.

—¡Hola!, ¡muy buenas tardes!, bienvenido. ¿Le tomó su orden?.

—Buenas tardes, un café frio de caramelo por favor.— pedí mientras extendía el dinero.

Ella lo recibió y tomó mi orden, cinco minutos después tenía a mi delicioso café en mis manos.

Sonreí con agradecimiento y caminé fuera del local, pude notar de reojo que Sabrina me miro boquiabierta.

Salí lo más rápido que pude y traté de evitar los llamados de la rubia. En un momento un brusco movimiento me hizo girarme de golpe y mi café recién comprado se derramó en el top de Sabrina.

—¡Mierda!—chillamos al mismo tiempo.

—¡Mi top es de edición ilimitada!— bramó

—¡Mi café!, ni siquiera lo había degustado— solté molesto— que desperdicio.

—Beck, yo, Maximiliano, no— balbuceó.

—Detente— corte a Sabrina— Lo que Maximiliano y tú tengan no es de mi incumbencia.

—Yo se, pero el beso...

—El beso no significó nada para ninguno. Fue un error, uno que no se volverá a cometer, tus deberes los seguiré haciendo como ya lo hacia, tus tutorías están canceladas. Yo mismo me comprometo a pasarte las respuestas de los exámenes.— la miré, decidido.

—¡No!, yo quiero seguir con las tutorías.

—Pero yo no, espero respetes mi decisión.

—Beck, yo me acerqué a ti por que me llamas la atención y las tutorías fueron un pretextó— en su voz detonaba las desesperación.

—Sabrina, no, por favor. Sigues con Maximiliano, por respeto a mi y a mi dignidad no interpondré en algo que jamás existió. Permiso.

A pesar de que intente mantenerme firme y seguro, dentro de mí estaba lleno de decepción. Algo en mi en verdad quería que existiera alguna posibilidad entre Sabrina y yo.

Al parecer leer libros de romance me afecta.

Después de una hora buscando a And, lo encontré con miles de bolsas en mano y una sonrisa pícara.

—Conseguí lo necesario para que seas un atractivo gusano, debemos apresurar el cambio de look. Hay una chica que impresionar.

—No, And. Ya no hay posibilidad entre Sabrina y yo, ella sigue con Maximiliano.—dije con cierto recelo

—Oh mierda— dijo frunciendo el ceño— Igual, debes cambiar para ti mismo y demostrarle a esa oxigenada que fue una patana.

Lo mire con extrañeza por el seudónimo.

—¿Patana?

—Si, es como patán pero en femenino. Patana.

Solté una carcajada, es increíble la manera en que And puede hacerme reír.

Fuimos a su casa y comenzamos con el raro cambio de look, sería una noche larga.




Sabrina.

¡Santa mierda de las mierdas! Beck ya no me quiere ver. Por alguna extraña razón eso logró un pequeño pinchazo en mi pecho, probablemente ya me moriría.

Busque con la mirada a Maxi, lo encontré serio en una esquina de la plaza. No se como reaccionará sabiendo que arruine su plan.

Camine nerviosamente hacia él, jugando con mis dedos.

—¿Y bien?, ¿por qué el imbecil se veía enfadado?

—Al parecer se molestó por vernos juntos, ya sabe que hemos vuelto y no quiere saber de mi.

Él soltó una carcajada estruendosa, me miró divertido y me tomó fuertemente de la barbilla.

—Pues le hubieras hecho una mamada para que se en contentara, idiota.

—Yo no soy ninguna puta— forcejee su agarre.

—Me importa una puta mierda lo que debas de hacer para amarrarlo, Sabrina. Pero lo quiero comiendo de la palma de tu mano para poder seguir con el plan. Y en donde no me hagas caso, ya sabes cómo te ira.— me soltó duramente y me dejó descolocada

¿Ahora qué demonios hago?


















Nota de la autora:

¡Oh santo Dios! Esto es muy intenso y eso que aún no llegamos al capítulo que las va a dejar mal.

En fin, ¿en qué momento llegamos a 2k de leídas? Basta me harán llorar.

Estoy muy agradecida y feliz con ustedes, está creciendo muy rápido y en verdad amo el apoyo que me dan.

¿Pueden pasar a leer mi otra historia? Se llama Ángel y prometo que saldrán sin estabilidad emocional.

Por cierto quiero agradecer a : @FerMaGon por hacer esta maravillosa portada.

No olviden seguirme en mis redes, me encuentran como:

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Los quiero.

Adiós.

Un Cliché Diferente I y IIWhere stories live. Discover now