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Eran cerca de la 1 de la madrugada cuando Mina junto a su pequeña maleta dejó la mansión, no sin antes avisarle a la dueña de casa que se iba junto a la taxista, quien ya la esperaba en la calle junto a un taxi que había llamado antes.

—Me hubiese gustado ir en el tuyo.—Mina dijo cuando Chaeyoung le abrió la puerta de atrás.

—Lo sé.—Ambas tomaron asiento una al lado de la otra, con los dedos entrelazados y Mina recostada sobre su hombro.—Aunque...—Pensó por un segundo—Necesito ropa limpia. Creo que debo ir a casa por ello y luego vamos al hotel en mi taxi, ¿Que dices?—Preguntó dulcemente.

—Perfecto.—Mina suspiró.

—Te amo.—Le recordó en el oído para que solo ella pudiera escucharlo.

—Y yo a ti.—Un corto beso le dio y otro después otro. Total estaba oscuro ahí adentro, él conductor no las vería.

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Daban exactamente las 2:13 de la madrugada cuando ambas chicas llegaron a la casa de Chaeyoung.
Mina al fin pudo conocer su residencia, al fin pudo conocer su habitación que solo había visto en las videollamadas, era pequeño pero acogedor, ordenado y limpio.

Mientras Chaeyoung se daba una ducha rápida después de un largo día, Mina pudo observar detenidamente cada cosa que su chica en su habitación tenía.
Sonrió cuando vio sus libros de romance bien afilados en su pequeño estante, algunos eran los mismos que ella tenía en casa allá en Japón. Las paredes estaban repletas de posters de Loona y otros grupos que solía escuchar la coreana. Le pareció muy tierno ver sus peluches bien ordenados sobre su cama, algunos ya los había visto por el teléfono, otros eran nuevos para ella, lo mejor de todo es que todos olían a Chaeyoung. En un rincón estaban afilados sus balones de fútbol y al lado estaba el estante de trofeos y medallas con su nombre. Sobre el escritorio blanco estaba la laptop por donde siempre habían estado hablando antes que la pesadilla llegara, pesadilla que Mina quería olvidar cuanto antes.

Cuando Chaeyoung terminó de ducharse lo más rápido que pudo ambas salieron de la solitaria casa pues la madre de Chaeyoung aún seguía de viaje. Mina se lamentó no poder conocer a la mujer encargada de hacer a semejante ternurita preciosa llamada Chaeyoung.

—Aaaaaahhhhh como extrañé este taxi...—Mina suspiró profundo mirando a su alrededor en cuanto se adentró al auto de Chaeyoung.

—¿En serio?—dijo la taxista abrochándose el cinturón de seguridad.

—Si.—Respondió—Gracias a este taxi pude conocer al verdadero amor de mi vida.—Sin tener puesto el cinturón pudo inclinarse hasta ella y así unir sus labios con los de la coreana y besarla lentamente hasta saciarse de ella.—Te amo mi amor.—Susurró después de despegarse de ella y esconderse en su cuello. La chica olía demasiado bien que era imposible no querer acurrucarse en su cuello.

—También te amo.—Le respondió Chaeyoung besando suavemente su oído—Y quiero que jamás dudes de eso.—Ambas se miraron por un segundo con dulzura antes de besarse otra vez y por último emprender el viaje hasta el hotel donde Mina se había hospedado en su viaje la última vez.

"Eres un sueño" "Eres lo mejor de mi vida" y un sin fin de "Te amo" le dijo Mina a lo largo del camino mientras la veía conducir. Para Mina fue mucho más importante contemplar la belleza no solo física si no también interna que poseía la mujer que hacía latir como loco su corazón que mirar por la ventana las calles de la ciudad. Por mas que la coreana le rogó que no la estuviera observado de más para no acabar estrellándose contra un poste porque su mirada la ponía nerviosa, Mina la siguió observando ignorando sus reclamos.

Aterrizando en tu Corazón (MICHAENG) Where stories live. Discover now