Capítulo XIII

7K 778 1.1K
                                    

El despertador sonó con fuerza alertando a Louis, quien sobresaltado, apagó el ruidoso aparato de un manotazo para nada delicado.

Se frotó los ojos con los nudillos, y se estiró cayendo en cuenta del día que era hoy.

Hoy era el día de la fiesta.

Se levantó de un salto viendo a Harry aún dormido sobre su cama, y lo zarandeó de un lado a otro obteniendo un gruñido por su parte.

—Despierta, puto gandul. —continuó zarandeándolo, riéndose sin poder evitarlo.

—Déjame dormir. —espetó. Su voz ronca y mañanera no pasó desapercibida para Louis, quien disimuladamente se mordió el labio sin poder evitarlo.

—No.

—Son las ocho de la mañana y es sábado, así que como abra los ojos te juro por mi vida que te meto un palo por el culo. —se dio la vuelta.

—¿Un palo? con lo bien que iría un cacahuete... —dejó caer.

Una pequeña y ronca risa penetró con dureza en los oídos de Louis, quien miró a Harry nuevamente; se estaba riendo.

—¿Te ríes? menudo sinvergüenza.

—Me río porque pareces un puto desesperado, solo te falta quitarte los pantalones delante mía y suplicarme de rodillas que te folle el culo. —el tono divertido de su voz se hizo notar.

—Es curioso que eso lo digas tú, cuando aprovechas hasta la mínima para decirme que quieres follar conmigo. —alzó las cejas.

Harry, quien hasta ahora se mantenía tumbado dándole la espalda, se giró para mirarlo aún tumbado.

—Entonces es lo que queremos los dos, ¿no?

Louis disimuló una sonrisa, girándose para comenzar a prepararse la ropa con la única intención de no verle la cara.

Él no era virgen, y eso era algo evidente. No le gustaba el contacto físico, pero eso jamás le impidió mantener relaciones sexuales con todo aquel cuanto se le antojó. La única condición que ponía era que ellos jamás lo tocaban, pues no se lo permitía.

Escuchó a sus espaldas cómo Harry se levantó de un salto, y una respiración muy cerca de su nuca lo hizo estremecer completamente.

—¿Te has puesto tímido? —sonrió. Su voz ronca aún presente saliendo de entre sus labios con firmeza.

—¿Tímido? ya quisieras. —su voz tembló.

—Esta noche es la fiesta. —cambió de tema.

—Lo sé.

Harry se limitó a sonreír sabiendo muy bien por dónde iban sus palabras, pero decidió no continuar hablando sobre ese tema, cosa Louis agradeció en silencio.

El día pasó con rapidez. Alumnos y alumnas correteando por los pasillos en busca de las últimas prendas de ropa o los últimos retoques de maquillaje, junto a profesores que no sabían hacia donde ir para no encontrarse un completo caos.

Louis por su parte, se encontraba en su habitación leyendo un libro, ajeno a todo lo que pasaba detrás de la puerta que separaba su habitación del pasillo del internado.

Pero como siempre, todo acabó cuando Harry decidió entrar, sin ningún tipo de apuro por no hacer ruido o por intentar no molestar.

—¡Buenos días, amigos! —gritó. Louis lo miró, viendo en su mano derecha una botella de Whisky prácticamente vacía.

—No me jodas, son las ocho de la tarde. —bufó.

—¡¿Y qué?! ¡alegría! —volvió a gritar.

Un juego de dosWhere stories live. Discover now