Capítulo II

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Estuvieron un rato hablando, aunque realmente quien lo hacía era Liam, mientras que Louis hacía ver que escuchaba y prestaba atención.

—Oye, ¿tú no te callas nunca?

—¿Qué?

—Que si sabes cerrar la boca. —contestó seco.

—No, ¿por qué? —comenzó a reír.

—Madre mía, necesito una ventana para poder tirarme por ella. —resopló.

—Es una de las pocas habitaciones que no tienen ventana.

—Que desgracia.

Liam continuó riéndose, y Louis lo miró intrigado. ¿Por qué no paraba de reírse? ¿Qué era lo que le hacía tanta gracia?

Resopló de nuevo volviendo a tumbarse en su cama, y se colocó la almohada sobre el rostro tapándoselo por completo, en un intento inútil de aislarse de la conversación que Liam insistía en mantener activa.

—¿Tienes amigos aquí dentro? —preguntó Liam, mirando con intriga al joven que ante él trataba de dejar de escucharlo.

—No.

—Los necesitarás.

—Yo no necesito a nadie.

Una risa irónica salió de entre los labios de Liam, quien negó con la cabeza mientras se pasaba la mano por la nuca en un gesto de desespero.

—Me gusta como piensas y tu forma de ser, de verdad, pero aquí dentro eso no te servirá de nada si no tienes a alguien que te cubra las espaldas todo el rato.

—Déjame adivinar. —se sentó en la cama, agarrando la almohada con sus manos—. Por ese niño pijo, ¿no?

—Sí.

—Te repito que ese niñato no me da miedo.

—Que no te dé miedo no significa que no te vaya a hacer nada.

—Que tenga cojones de hacerme algo, a ver que pasa.

Liam lo miró impresionado por su contestación, y él tan solo se encogió de hombros sin saber muy bien qué decir.

—Payne, Tomlinson, tenéis clase de control de daños en diez minutos. —una voz femenina habló al otro lado de la puerta.

—¡Gracias! —gritó Liam para que lo escuchara.

—¿Control de daños? —Louis frunció el ceño.

—Sí, es una clase donde te enseñan como actuar en caso de que ocasiones algún tipo de daño utilizando tu poder.

—Que divertido. —ironizó rodando los ojos.

Salieron de clase agarrando cada uno su mochila, y Louis frunció el ceño volviendo a meter sus manos en sus bolsillos en un intento inútil de pasar desapercibido entre todos los estudiantes.

Siguió a Liam hasta la clase que les tocaba en ese momento, y suspiró quedándose en la puerta, analizando en silencio a los que serían sus compañeros a partir de ese momento.

—Me voy con mis amigos, ¿sí? nos veremos luego. —Liam habló con él, tratando de disimular el hacerlo.

—Vale. —dudó de su comportamiento.

Se fue prácticamente corriendo, evitando estar tiempo de más junto a él en público, y Louis puso una mueca volviendo a mirar a todos sus compañeros, aún desde la puerta de la clase.

De pronto sintió como alguien tapó sus ojos desde atrás dándole un pequeño susto, y le quitó las manos con rapidez de un movimiento seco.

—¿Qué demonios...? —se giró—. ¡Horan!

Un juego de dosWhere stories live. Discover now