Capítulo VI

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Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Louis haciéndolo estremecer en el momento en que sus palabras llegaron a su oído. No podía ser, ¿cómo demonios sabía él eso?

Tragó saliva con dureza volviendo a mirarlo a los ojos cuando se separó de él lo suficiente como para que pudiera hacerlo, y una sonrisa burlona apareció en sus labios justo en ese momento.

No iba a dejarse humillar.

Y menos, por él. Por Harry Styles.

—Si hubiera sabido dónde estaba la llave, habría salido corriendo de allí. —mintió. Su tono de voz era firme y seguro, pero Harry sabía la verdad.

—Mientes.

—No te dejes llevar por el ego, Styles. —lo retó.

—¿Mi ego? ¿esa va a ser tu excusa? —comenzó a reír—. Está bien. Si quieres mentirte a ti mismo, adelante, hazlo. —se separó.

Caminó con dificultad hacia el baño, agarrándose con fuerza a los muebles que encontraba a su paso para mantener el poco equilibrio que tenía, y Louis miró hacia su dirección cuando escuchó el sonido del pestillo al cerrar la puerta tras él.

Odiaba a Harry. Y Harry, lo odiaba a él.

Lo que ninguno de los dos sabía, era que ese mismo odio mutuo que sentían el uno por el otro, sería exactamente la razón que les haría perder totalmente la cabeza, de una manera que jamás habrían imaginado antes.

Louis suspiró encendiendo la pantalla de su móvil, observando que la hora marcaban las seis en punto. Su alarma sonaba a las seis y media, así que decidió que ya no valía la pena seguir durmiendo.

Se cambió de ropa quitándose el pijama aprovechando que Harry estaba en el baño, y se vistió dispuesto a salir de la habitación; necesitaba urgentemente tomar el aire lejos de la persona que a fin de cuentas, dormía con él.

Agarró su caja de tabaco, sus gafas de sol y una fina chaqueta negra, y se dirigió a la habitación de Niall sin siquiera molestarse en avisar a Harry de su marcha.

—Niall. —tocó a la puerta—. Niall, vámonos.

La puerta se abrió despacio, dándole tiempo a visualizar la escena; El temido Niall Horan, dejándose ver con un pijama de ositos y una mascarilla facial de la patrulla canina.

—No puedes estar hablando en serio. —bufó Louis, ante la patética imagen de su amigo.

—¿Qué pasa? estas mascarillas van genial para la piel. —se encogió de hombros—. Estoy divino, ¿verdad? —pestañeó, de forma exagerada.

—Cámbiate, anda, que quiero salir de aquí. —ignoró su pregunta.

Entró a la habitación sin previa invitación, pues no la necesitaba, y se sentó en el sillón encendiendo el teléfono para entrar en sus redes sociales mientras su amigo se cambiaba frente a él.

Después de todo, al ser amigos de toda la vida, la vergüenza era algo que ya no existía entre ellos.

Para sorpresa de Louis, Niall se cambió bastante rápido volviendo de nuevo a su apariencia normal, menos patética de lo que acababa de ver hacía a penas unos minutos.

—¿Y dónde quieres ir? a las siete tenemos clase y son y cuarto. —miró el reloj de su teléfono.

—Vamos fuera, si me fumo toda la puta caja en esta media hora quizás tengo suerte y me muero y todo. —habló con sarcasmo.

—Vuelve a decir eso y te mato yo. —amenazó Niall, quien odiaba que hiciera ese tipo de bromas.

—Vámonos, anda. —salió de la habitación.

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