Capítulo 15

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Sentí una presión molesta en el estómago. Me removí incómoda entre las sábanas y sentí como esa presión subía por mi garganta. Mierda. Iba a vomitar. 

Me levanté corriendo y fui al baño. Nada más llegar abrí la tapa del inodoro y me arrodille frente a el. Solo bastó eso para que empezara a vomitar. Sentí como mi cabeza palpitaba, mi cuerpo pesaba y como mis ojos se aguaban por el esfuerzo que mi garganta estaba haciendo. 

Dejé de vomitar por un momento. Mis manos se aferraban a los bordes del inodoro con fuerza y mi cabeza daba vueltas. La misma presión subió de nuevo por mi garganta y volví a vomitar. 

-¿Pero que cojones...?

Sentí como alguien me sujetaba el pelo y una mano subía y bajaba por mi espalda, tranquilamente. Después de unos segundos, paré y mi cabeza se apoyo en el inodoro. 

-¿Estás mejor?

Traté de ver mejor quien me estaba hablando, hasta que reconocí al canario frente a mí. Negué con la cabeza. Seguía sintiendo molestia en el estómago, pero parecía que las ganas de vomitar habían desaparecido. 

-Vamos Ana, tienes que volver a la cama

-No-no puedo

-Pedri llévala a la cama, iré a hablar con Luis Enrique

No se quién hablo con el canario, pero cuando me quise dar cuenta ya no estaba sentada en el suelo. Pedri me sujetaba por debajo de las rodillas y de mi espalda. Sentí otra fuerte punzada en mi cabeza y me removí inquieta.

-Shh, tranquila

-Me duele- pronuncié con voz débil

Beso mi cabeza con delicadeza y volví a sentir la suavidad de mis sábanas. Pedri se metió por la otra parte de la cama y me acercó a él. 

-¿Qué te duele?

-La cabeza, y la barriga

El canario me abrazo y nos quedamos así hasta que volvió Ferrán con Luis Enrique.

*

Básicamente lo que tenía era gastroenteritis. Pero que maldita. No tenía fuerzas para moverme, era como si mi cuerpo entero estuviera sedado. Tan solo era la una del mediodía, y ya había ido a vomitar unas cuantas veces. La cabeza me seguía doliendo pero debido a las pastillas que me habían dado había rebajado un poco.

Pedri se quedo todo lo que pudo conmigo. De echo no se quería mover de mi lado en toda la mañana. Le tuve que prometer que no me movería de la cama y que le llamaría si algo me dolía. Solo así se fue a entrenar, pero no muy tranquilo.

Había hablado un poco con mi padre y ahora sinceramente no sabía que hacer. Literalmente había dormido desde que el canario se había ido. 

El hilo de mis pensamientos se esfumo cuando la puerta se abrió y se cerró con rapidez. 

-¿Cómo estás?

El canario me recorre con la mirada y yo le regalo una sonrisa.

-Los medicamentos hacen magia, ¿qué tal el entrenamiento?

-Soportable, no te preocupes por eso

Él se volvió a tumbar conmigo en la cama y pusimos una película en la televisión. Me acomodé sobre su pecho y él empezó a acariciar mi pelo. 

La película duró aproximadamente dos horas. La cabeza me había vuelto a doler otra vez pero me mantuve en silencio.

-¿Has comido algo en toda la mañana?

Ups.

En toda la mañana no había comido nada. Literalmente no había comido nada desde ayer. Eso eran unas... ¿15 horas sin comer? Pero es que no tenía ganas de comer.

-No tengo hambre

-¿Cuánto llevas sin comer?

Me miro fijamente esperando mi respuesta. No quería dársela. Sabía que se iba a poner histérico y no quería alterarlo.

-Ya te lo he dicho, no tengo hambre

-¿Llevas sin comer desde ayer?- dijo con molestia en su voz

-Pedri no es...

Él se incorporó de golpe y empezó a llamar a alguien por teléfono. Caminaba por la habitación, algo molesto.

-¿Acaso te has vuelto loca?

-Pedri, estoy perfectamente

-¡Llevas sin comer más de 12 horas! Y encima estás enferma, y has vomitado, no te estás nutriendo bien

Uy. Estaba bastante enfadado. 

-Vamos Pedri, cálmate

Terminó la llamada y se sentó en una de las sillas que había en la habitación. No me dijo nada, solo me miraba. Y así fue durante... ¿10 minutos?

Alguien llamó a la puerta y el canario se levantó enseguida. Habló unos segundos con la persona que estaba en la puerta y después volvió a entrar. Traía una bandeja de comida. Genial, parecía una niña pequeña.

-No lo pareces, lo eres

Fruncí el ceño. ¿Qué...?

-Sí Ana, te leo la mente, ahora come

Dejo la bandeja de comida frente a mi y se sentó. Me miro retándome a que empezará a comer. Sabía que él era capaz de darme la comida si no empezaba.

-Pedri, enserio, no tengo hambre

Él relajó su semblante y suspiro.

-Ana por favor, al menos come algo, te lo digo enserio, no es saludable que estés tantas horas sin comer. Puede que lo hagas inconscientemente, pero es importante que tu cuerpo se nutra lo suficiente

Lo miré fijamente y asentí. Comí lentamente procurando que no me sentará mal. 

-¿Por qué te preocupas tanto por mí?

Él me miró fijamente, como si pensara en que decirme. Mi mirada conecto con la suya y parece como si ya no estuviera en aquella habitación, pero sí con él. Creo que podría estar en cualquier parte con él.

-Eres importante para mí

Debo admitir que esa frase causó algo extraño en mi corazón. Sentí como... mhm... ¿calor? No sé, solo sé que se sintió bien. 

-Tú también eres importante para mí, Pedrito

Él me miró mal antes de estallar en carcajadas conmigo.

Creo que Pedri es una persona muy importante para mí. Desde que esto empezó siempre me ha regalado sonrisas, me ha alegrado las mañanas... Es como una persona que conozco de toda la vida, pero a la vez no. Se siente extraño. Es como si tuviéramos lo que llama la gente. ¿Química? 

No sé, creo que estar enferma me esta volviendo loca.


Todo por ti - Fanfic de Pedri GonzalezWhere stories live. Discover now