Capítulo 8

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-Doy gracias a que no están aquí ahora mismo, correrían asustados de tus barbaridades

-¡Oye!

Escuché el grito de mi mejor amiga al otro lado del teléfono, ya me había duchado y quitado todo el sudor. La equipación de Pedri seguía en la silla de la habitación. Se la tendría que devolver.

-Es verdad

-Bueno puede ser- admitió, derrotada

-¿Cómo estás tu?

-¡Me lo estoy pasando genial! Los chicos son súper agradables conmigo, es como que... siento que estoy donde quiero estar, como que... mhm... ellos me tratan bien y me cuidan y esas cosas, ¿me entiendes?

-Lo hago

Y en verdad lo hacía. Los jugadores me habían hecho sentirme en casa en muy poco tiempo, me trataban bien y me hacían feliz. Era como si esta oportunidad solo estuviera hecha para mí, como si nadie hubiera podido tomar mi lugar, solo yo.

-¿Tu sientes lo mismo?

-Sí

-¿Y no te asusta?

Noté como cada músculo de mi cuerpo se tensaba. ¿Tenía miedo? Sabía porque Laura me estaba haciendo aquella pregunta. Y no sabía realmente si tenía miedo.

-Oye, no te agobies ahora. No debes sentir miedo por encariñarte con ellos, seguro que son personas encantadoras

Asentí como si ella pudiera verme. Ella cambió de tema rápidamente cuando notó que yo me había venido un poco abajo. 

Apenas colgué el teléfono cuando escuché como llamaban a la puerta. Suspiré sonoramente y caminé hasta la puerta. Sonreí al ver al valenciano tras la puerta.

-Hola Ferrán, ¿qué haces aquí?

-¿Uno no puede venir a ver a su fisioterapeuta favorita o qué?

Sonreí divertida y le invité a pasar. Él con toda la confianza del mundo se tiró en mi cama y la ocupó entera. 

-No puedo ser tu favorita cuando solo hay una fisioterapeuta

Ferrán hizo algún sonido extraño, como si mis palabras fueran erróneas. 

-En verdad, hay otra, pero todavía no llegará

Me senté en la cama con él, en un hueco que había dejado.

-¿Y quién es? ¿Cómo se llama?

Ferrán giro la cara hacía mi para mirarme. Estaba sonriendo divertido por mi curiosidad. 

-Se llama Sara, es la hija del mismo Luis Enrique

Mis ojos se abrieron demasiado. Vale, eso no me lo esperaba.

-¿Y por qué no viene aún?

-Porque llega mañana

Me quedé callada unos instantes. No sabía que decir. ¿Conocía ya a los chicos? Seguro que sí, ¿ella les caía mejor que yo? ¿Y si a raíz de su llegada todos me ignoraban? ¿Todo sería diferente? Algo raro se instaló en mi pecho, no me gusto nada esa sensación. Era como... una sensación que ya había experimentado. Reemplazo.

-Hey, ¿te pasa algo? 

Negué con la cabeza, incapaz de encontrar mi propia voz. El insistió en que le contará lo que me pasaba, pero yo no di mi brazo a torcer. Para cosas personales era muy reservada. No le contaba ninguno de mis problemas a nadie, me costaba contárselos a mi padre y a Laura. Era de esas personas que ignoraba el problema interior hasta que no aguantaba más y me agobiaba, lloraba o ponía mala cara a todo el mundo. No podía evitarlo.

Al final le puse una excusa a Ferrán y se fue de mi habitación, no sin antes darme un beso en la frente y hacerme saber que podía contar con él. 

Estuve, simplemente andando, por la habitación unos diez minutos, tratando de calmarme. Intenté alejar todos los malos pensamientos que mi cabeza pensaba. Al final me rendí y me puse lo más cómodo que encontré en esa habitación que resulto ser la equipación de Pedri, obviamente estaba lavada y limpia. Me la puse rápidamente y me acurruqué entre las sábanas, intentando acallar las voces de mi interior. 

Ferrán: ¿Estás mejor?

Ese mensaje me recibió nada más abrir el teléfono. Lo ignoré. Sí, lo sé. No era nada maduro, pero es lo que necesitaba. Estuve mirando todas las redes sociales de mi teléfono y pude ver como habían pasado dos horas y media desde que lo había encendido. Suspiré pesadamente, me sentía mal al ignorarlo, pero ahora mismo no quería hablar con nadie. 

Cuando iba a apagar el teléfono para poder dormir un mensaje llego directo a mi teléfono. 

Era Pedri. ¿Qué...?

Pedri: Hey, me ha contado Ferrán que esta tarde te pasaba algo y que ahora no respondes sus mensajes, si quieres tiempo para ti lo entendemos. Si llegas a leer esto, mándame una cara sonriente para saber que quieres que pasemos a por ti mañana e ir juntos a desayunar. Ferrán está preocupado, y yo también

Me quedé como una tonta releyendo ese mensaje unas cuántas veces. Me mordí el labio inferior, pensativa. 

Ana: :)

Después de comprobar que había leído aquel mensaje apagué el teléfono. No sé si quería leer alguna respuesta que me diera. Apagué la luz y me acurruqué entre las sábanas.

Antes de dormirme profundamente pensé en aquella palabra. Preocupado. ¿Ellos realmente lo estaban? ¿Lo estaba Ferrán? ¿Y Pedri? Algo me removió por dentro al darme cuenta que seguía llevando su equipación. Luego, simplemente me dormí.

Todo por ti - Fanfic de Pedri GonzalezWhere stories live. Discover now