ONESHOTS - OUTER BANKS

EL REENCUENTRO - POGUES (PARTE 01)

Traicionar: es aquella falta que quebranta la lealtad o fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. Es defraudar. Cuando una persona confía en otra y ésta actúa de una manera contraria a la esperada.

Sarah Cameron había traicionado nuestra confianza. Sarah Cameron había traicionado nuestro acuerdo. Sarah Cameron nos había engañado. Sarah Cameron había traicionado a los pogues. Sarah Cameron había traicionado a mi hermano, John B Routledge.

Déjame que te cuente cómo pasó primero. Cuando creímos que todo estaba perdido, que no teníamos ninguna opción más, Pope vino corriendo de su entrevista diciéndonos que su padre iba a ayudar a los Cameron con una pista más grande para su avión. No tardamos más de dos minutos en salir corriendo de casa con la furgoneta. Efectivamente, un avión estaba a punto de despegar. Nuestro oro estaba casi rozándonos la punta de los dedos pero entonces, todo pasó demasiado deprisa. Mi hermano cogió la furgoneta, tiró la valla y salió detrás del avión. Nosotros tuvimos que irnos. La policía había llegado y a JJ no lo podían descubrir. Lo que vino a continuación fue caos. A mi hermano lo habían acusado de asesino. De un asesinato que él no había cometido.

Los dos días siguientes antes de nuestra partida se basaron en escondernos, correr y rezar para que no pillasen a John B. Cuando fue a coger el barco del padre de JJ, nos contó que Sarah había estado ayudando a su padre desde el principio. Que la pilló rebuscando en su despacho y desde ahí su plan había comenzado. Se ganó nuestra confianza, nos ayudó hasta hacerse con lo que le interesaba a su padre. La ubicación del oro. Cuando Peterkin descubrió la realidad de todo este asunto, fue en busca de Ward pero, para sorpresa de todos, incluido este último, Rafe acabó matando a la agente. Entonces Sarah acabó quitándose la máscara y acusó a mi hermano para proteger al suyo.

Cuando nos lo contó no dimos crédito. La misma Sarah que se había escapado con mi hermano para buscar los planos. La misma Sarah que le había asegurado que todo iría bien. Sarah, Sarah Cameron. La misma que le había dicho a mi hermano que estaba enamorada de él. No me lo pensé dos veces, me subí con él. No iba a dejarlo solo. No podía dejarlo solo.

Ahora, estábamos aquí en un barco que nos había rescatado después de haber sobrevivido a la tormenta. Llevamos un par de días aquí. Espero que nunca nadie te traicione. Me sentía desilusionada, dolida, triste. ¿Cómo podía haberle hecho algo así a mi hermano?, verle sus ojos color café perdiendo el brillo de la esperanza y la ilusión, era como recibir una patada en la boca del estómago. Se quedaba mirando al horizonte, con las manos en la cabeza y yo, detrás de él, dejándole su espacio, intentaba pensar como animarlo. El primer amanecer que vimos juntos, le pregunté cómo se sentía. Me dijo que tenía tres sentimientos machacándole, el dolor, la tristeza y la ira.

— Es horrible, porque se retroalimentan unos a otros, constantemente — me dijo — a veces predomina el dolor, a veces predomina la ira y a veces ambos se hacen presentes.

No dijo nada más el resto de la noche. Yo tampoco busqué conversación. Conforme pasaron los días buscó algo de apoyo y eso, en cierto modo, me reconfortó. Intentábamos siempre hablar a escondidas, no confiábamos en nadie y cuanto menos supieran de nosotros, mejor.

— John B, viene alguien — le avisé. Este rápidamente guarda el trozo de oro fundido en su maleta.

— Buenos días, parejita. Llegamos al puerto — dijo el señor que nos había rescatado — mejor que no os pillen a bordo sin pasaporte.

— Ya, claro — dijo John B mirándolo.

— Podéis quedaros en el puente.

Ambos nos levantamos y fuimos a la parte más alta de la cabina, donde veíamos toda la ciudad. Antes de que el capitán desapareciera, ambos le dimos las gracias. John B se acercó a la ventana y admiró el paisaje, Las casa de los ricos situadas en las costas lo hacía parecer lujoso, caro. Me coloqué a su lado, apoyada en una de los muebles que había por allí.