El mounstro que se enamoró de la humana.

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Me sentía feliz.

Sí, era curioso, miles de cosas seguían sucediendo, en toda la semana habíamos hospedado en el hotel, seguimos trabajando y actuando como si no sucedería nada aunque en el fondo el miedo a aquel lunático me atemorizaba. Pero aún así, y después de cada tragedia, era feliz.

Era feliz gracias a Luna, gracias a una humana, aún no comprendía varias cosas de la relación. Aveces se enojaba sin motivo y discutía, después nos reconciliábamos como si nada. Era raro, pero me gustaba, creo que, jamás había experimentado esta sensación y me parecía increíble, cada cosa junto a ella era un recuerdo maravilloso. Incluso había comprado una cartera para poder llevar la foto de nosotros juntos siempre, era simplemente magnífico.

—¿Estas esperando a Luna?—la voz de Dan me sorprendió, estaba en el recibidor y como él dijo la esperaba a ella que llegase del trabajo.

—Sí, ¿a que viniste tú?

—¿Van a salir?

—¿Eh?—su pregunta me confundió.

—No quería, no quería molestarlos. Sé que están en una relación, yo los...—hizo un pequeño pausa—los he estado siguiendo.

—¿Por qué harías eso?

—Tenía miedo que el asesino fuera de nuevo tras ella así que la he estado siguiendo. Hay otro policía que sigue a la mamá de ella y Bruno—abrí los ojos sorprendido—¡Aunque claro, no es todo el tiempo! ¡Solo es de...—le tapé la boca.

—No digas cuando dejas de seguirnos. Nunca sabes si el enemigo está cerca, quizá solo espera alguna oportunidad.

—¿Por qué?—dijo una vez lo solté—¿Lo has visto?

—No pero...—su teléfono sonó interrumpiéndonos.

Él se alejó para contestar, después de unos momentos regresó con un gesto de preocupación.

—Parece que lo vieron, se encuentra cerca de la antigua casa de Luna, debo irme.

—Espera...—lo detuve—Iré contigo.

—Pero puede ser peligroso.

—No importa iré contigo. No quiero que se te escape otra vez.

—¿Y qué pasa con Luna?

—Mándale un mensaje, avísale que estamos juntos, pero no le digas que iremos a buscar al hombre, se preocupara.

—Vaya, eres un novio responsable, esta bien le avisaré. Vamos.

Una vez afuera nos subimos al auto de Dan, este traía su patrulla, le informe que no era nada discreto y era más obvio de que él asesino lograra huir en cuanto nos viera con la patrulla.

—¡Oye!, pagan bien como policía pero aún no tengo mi propio carro, si tanto te quejas ya deberías comprar el tuyo.

—Solo digo que no será muy disimulado. En fin, hay que llegar pronto.

—Está bien, está bien.—dijo empezando a andar el carro—Por cierto, ¿piensas casarte con Luna?—su pregunta me desconcertó—Es broma, solo quiero saber si planeas formalizar la relación.

—¿Por qué preguntas?

—¿No puedo hacerlo?

—Es raro.

—Es mi amiga, me preocupa que sea feliz.

—Si querías que fuera feliz, ¿por qué la lastimaste tanto tiempo? Incluso en un inicio la conocí porque lloraba por ti. Dijo que te gustaba alguien más.