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Gun podía sentir el palpitar de su corazón, atascado en la garganta. Los pies estaban a nada de flaquear y sabía muy bien que todo su aroma transmitía un mensaje claro. Deseo.

Off por su parte, se sostenía con la poca fuerza que le quedaba, de la pared, acorralando a Gun; sin lugar alguno para escapar. Lo examinaba con la mirada, desde sus ojos castaños, hasta su nariz con un lunar en ella, sus mejillas sonrojadas y sus labios entreabiertos. El cabello rojizo se le pegaba en la frente, debido a la humedad de sus cuerpos, dando una imagen digna de admirar. El vapor y el agua corrían por las duchas, siendo ignorado esto totalmente por ellos.

No creían tener la fuerza de voluntad necesaria como para separar la mirada del otro, no creían tener la fuerza necesaria para quebrar la conexión que se había creado entre ambos, no creían tener la fuerza necesaria como para salir del trance divino que inició cuando tanto su parte humana, como su parte animal, llamaban a la contraria alma. Sencillamente no se creían capaces de ignorar todo lo que sucedía entre ellos, no podían ignorar el destino. No podían hacer caso omiso a su amor.

— Mierda... — murmuró Off con la mirada perdida, profunda y brillante. Acercó sus labios a la frente del contrario, dejando un leve beso allí — ¿Cómo se supone que debería olvidarte, eh? — preguntó, pero no esperaba realmente una respuesta; y Gun no encontraba siquiera su voz como para hablar algo coherente respecto a eso. El Alfa descendió más, con una lentitud increíble y con los ojos ya cerrados, entregándose al sentimiento pleno, y llegando a la cien del menor, dejó otro leve beso allí — ¿Cómo se supone que le refuto a mi alma que no debería amarte? ¿Cómo? — ahora dejó un beso en su nariz. El ambiente era una extraña combinación entre nostalgia, ternura y deseo —. Te necesito tan mal, Gun... Tan, pero tan mal... — un beso en su pómulo — deberías detenerme, no soy suficiente para ti — Gun soltó un respingo ante el inesperado beso en la comisura de su boca. Tan cerca pero tan malditamente lejos.

Las manos del Omega, que estuvieron todo el tiempo posadas en sus propios costados, inmóviles, pasaron a aferrarse al cabello negro del Alfa; esta acción llamó la atención del mayor, abrió de nuevo sus ojos y suspiró ante la vista de un Gun con los ojos perdidos en su rostro.

El menor tomó fuerzas donde no tenía, y con sus manos temblorosas que se mantenían en esos cabellos negros, acercó el rostro de Off y juntó sus frentes, respirando el mismo aire, y sintiendo la misma plenitud, como si todo hubiese sido necesario para estar de esa manera con él. De una manera tan correcta.

— Yo... — Off lo interrumpió.

— Shh... — le mandó a callar en un murmuro —, por favor no rompas esta burbuja — sus ojos, marrones oscuros casi negros, le demostraban a Gun el enorme miedo que tenía Off por perderlo —, sólo... — el Omega lo sentía, sentía que él creía que la mejor manera de amarlo era dejarlo ir, pero no podía, no quería — no tendría sentido sino es contigo, nene. Nada tendría sentido...

Gun iba a decirlo, decir lo que creía mejor en esos momentos, sin importarle mucho todo lo que desataría.

— Off...

— Chicos — esa era la voz de Tay, interrumpiendo el momento —, sólo venía a decirles que me iré, ya no puedo estar acá.

Se alarmaron y con pesar se apartaron. Off tomó su toalla y le indicó a Gun que no saliera de las duchas. Tay era un Alfa después de todo, y aunque no podría haber nada entre el pelirrojo y él, se alarmaba; Alfa siempre será Alfa.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó Off saliendo en busca de su amigo.

Los ojos de Tay expresaban pena. Era claro, estaba añorando a su Omega, porque así le sentía, su Omega. Y Off sintió una gran empatía hacia él.

Estereotipos ||OffGun||Omegaverse||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora