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➝ Capítulo 16


No era que yo les tuviera asco, pero las cucarachas eran unas de las peores plagas que pudiera haber en el mundo. Tan astutas y sin vergüenzas, si tuvieran el tamaño suficiente como para golpear a un humano en la cabeza, ahora mismo estarían gobernando el universo; incluso podía imaginármelas con sus pistolas de rayos láser mientras disparaban a toda la humanidad y volaban con esas alas marrones tan grandes que tenían.

Yo no podía descuidarme dos minutos porque ya había una cucaracha en el fregadero o bailando en las hornallas de la cocina, burlándose de mí. Me enfurecía el hecho de levantarme de mi siesta y encontrarme con una de ellas saludándome sobre la mesada, o cuando descuidadamente abría el mueble para sacar algún utensilio y en vez de sacarlo yo, ellas me los alcanzaban; o cuando Mía gritaba a mitad de la noche porque detectó un movimiento no identificado, o cuando Jimin fingía una sonrisa mientras las veía caminando en la pared.

Yo estaba harto de ellas, aunque misteriosamente fueron desapareciendo de mi departamento y sólo quedaba una.

Sin embargo y a pesar de ser tan pesadas...

Las cucarachas eran seres vivos y necesitaban vivir. Por más que fueran insectos indefensos, yo jamás sería capaz de matar a algunas de ellas. No lo merecían. Ningún ser vivo indefenso lo hacía.

—Jungkook —Mía dijo y me hizo sobresaltar haciendo que Jimin detrás de mí se golpeara el pecho con mi hombro.

—Auch.

—¡Mía! —gruñí mirando hacia su sensor verde y luego me giré disculpándome con mi hermano de alquiler—. Lo siento, yo-

—El individuo no identificado acaba de caminar hasta la tubería del fregadero, se encuentra en estado de reposo —Mía me interrumpió—. Es momento de atacar, muchachos.

La miré con odio. Desde que Mía había despertado de su gran siesta actualizadora, se había vuelto más charlatana y fastidiosa, de ninguna manera se parecía a la IA que estuvo molestándome por dos largos años. El sistema de Mía se había actualizado al nivel de tener un cerebro propio y emociones propias, ¡Mía podía sentir! ¿Qué tan descabellado era eso? Lo peor era que su software era de última tecnología y fue programada por los mejores programadores del mundo, su inteligencia me recordaba a los robots que solían tener los alienígenas en sus planetas. Era simplemente una locura convivir con Mía ahora, me sentía fuera de mi lugar y observado todo el tiempo, como si realmente hubiera una persona detrás de ella, aunque no era así realmente.

El dicho de que los robots nos iban a gobernar, estaba comenzando ahora.

Frustrado y con un poco de dolor de cabeza, puse los ojos en blanco y me senté en el suelo. Jimin dejó de gatear detrás de mí y se sentó a mi lado. A pesar de la oscuridad, podía ver su rostro lleno de confusión. Fue ahí cuando me di cuenta de lo ridículos que estábamos siendo y lo estúpida que la situación era en sí. Hice una mueca y me saqué el sombrero pescador.

—Esto es ridículo, nunca lo conseguiremos.

En cuanto mi hermano de alquiler había llegado unas horas atrás, inmediatamente le conté sobre la gigante cucaracha que habitaba en mi cocina y que tenía que deshacerme de ella antes de que tuviera crías. Jimin estuvo de acuerdo y armamos un plan con ayuda de Mía para deshacernos del insecto, pero no estaba funcionando a la perfección. Cada vez que la IA escaneaba a la cucaracha con su láser rojo para saber su ubicación, esta se esfumaba por el miedo.

—Tranquilo —Jimin me dijo—, lo conseguiremos.

Solté un bufido y asentí con la cabeza, me coloqué el sombrero y comencé a gatear hasta el fregadero iluminando el camino con la linterna que tenía en mi mano derecha. Me sentí un poco más motivado tras escuchar aquellas palabras de Jimin.

Eoduun • JikookWhere stories live. Discover now