➝ 11 장

5.8K 1K 1.5K
                                    


➝ Capítulo 11


—No tengo ansías de verte hoy, Jimin.

Escuché la carcajada ajena proviniendo a través de la puerta de entrada. Mis entrañas se estremecieron y mi corazón latió con fuerzas en mi pecho hasta el punto de sentirlo en mi garganta como si quisiera salir de allí. Respiré profundo y me acosté contra la madera, mi cuerpo estaba tan caliente que pensaba que podría traspasar el suelo, mi cabeza dolía a mares y el sudor en mi frente era interminable. Temblé con frío. Un frío fresco y helado como el congelador de la nevera.

—Lo digo en serio, hum... —continué pronunciando las palabras con pocas fuerzas. La verdad era que hoy, no me sentía bien—. No quiero verte, lo lamento.

—Tus dichos me ofenden —Jimin, el hermano de alquiler, dejó de carcajear—. Pero está bien, a pesar de que yo si quiero verte.

Suspirando, me imaginé que ahora mismo Jimin estaba sonriendo... tan bonito debajo de los rayos del sol naranja del atardecer. Ugh, odiaba estar enfermo. Yo estaba siendo un desastre aquí, ni siquiera sabía de a donde había sacado las fuerzas necesarias para estar hablando y pensando cosas coherentes con mi cuerpo tan caliente como la lava.

—Tú... —un gemido de dolor inesperado salió de mi garganta y respiré profundo acostándome en el suelo de lado, cerré los ojos. Hacía frío y calor al mismo tiempo. Yo ya no estaba diferenciando las sensaciones—... no trates de manipularme, ugh.

Hubo un silencio largo, al menos para mí, porque Jimin había comenzado a hablarme y a hacerme preguntas que se escuchaban demasiado lejanas ahora, mi mente era una neblina atroz de oscuridad y el sueño me consumía con rapidez. Tosí unas cuantas veces y luego me hice una bolita en mi lugar.

—Jungkook, ¿todo bien?

—¿Hum? —dormir, sí, eso era lo que necesitaba ahora mismo. Pero, ¿cómo me trasladaba hasta la cama? No tenía fuerzas ni para moverme, había estado sentado aquí alrededor de todo el mediodía esperando por Jimin y decirle que hoy no quería verlo.

—¿Estás enfermo? —lejano, lo escuché decir.

—No —respondí.

Jimin suspiró.

—Mía, dime la temperatura corporal de Jungkook, por favor —Jimin dijo tan alto como para que mi IA pudiera escucharlo.

Quizás aquel gesto debería sorprenderme, pero no lo hacía. Habían pasado varios días desde aquella vez en la que me rompí frente a Jimin mientras recordaba a Siu y ya estábamos a finales de agosto, era impresionante que incluso yo mismo estuviera ubicándome correctamente en el tiempo y espacio. Habían ocurrido muchas cosas. Mía y Jimin parecían ser los mejores amigos de toda la vida, se llevaban tan bien que a veces yo pensaba que estaban atentando en contra de mí, pero el pensamiento era ridículo. Jimin en este último tiempo me había demostrado que sí podía confiar en él, a pesar de que lo conocía muy poco y lo veía casi todos los días.

—La temperatura corporal de Jungkook es de treinta y nueve grados centígrados —ni siquiera me había dado cuenta cuando Mía comenzó a escanearme sin mi consentimiento.

—Eso es fiebre —Jimin se escuchaba, ¿preocupado? No lo supe, porque inmediatamente mi cabeza estaba perdiendo el sentido y de inmediato me encontré flotando en el sudor, jadeando con fuerzas—. Lo siento, sé que no quieres verme, pero necesito entrar.

Antes de procesar sus palabras, Jimin estaba colocando la clave de acceso —que yo mismo se lo había dado días atrás porque estaba cansado de tener que abrirle la puerta siempre—, rápidamente en el patrón táctil que había al otro lado de la pared y la puerta se abrió dejando entrar al viento fresco.

Eoduun • JikookWhere stories live. Discover now