—Ni siquiera me has dejado lavarme los dientes, y ahora me huele la boca a muerto. —se quejó Niall caminando tras su amigo, quien se colocó la chaqueta junto a las gafas de sol.

—No vas a besar a nadie, así que tampoco pasa nada.

—¿Qué sabrás tú?

Louis se giró sin dejar de caminar, mirándolo de reojo por encima de sus gafas con una expresión divertida, y Niall golpeó su hombro haciéndolo reír.

Salieron al patio observando en silencio los suaves y cálidos colores que daban lugar al amanecer, y Louis acunó su mano rodeando su boca, echándoles el aliento tratando de darles un ápice de calidez.

—Joder que frío. —se quejó Niall, metiéndose las manos en los bolsillos.

—Prefiero esto que morirme de calor. —se encogió de hombros.

Se sentaron en las gradas, justo en el mismo lugar donde siempre estaba Louis, y Niall lo miró poniendo una mueca cuando él inhaló con profundidad de su cigarro.

—No me gusta que fumes.

—A mí no me gusta que la gente se meta en mis asuntos.

—No soy la gente, soy tu mejor amigo.

—¿Y?

Niall suspiró, sabiendo que aquella conversación no iba a ninguna parte. Lo había intentado muchas veces, le había dado infinitas opciones con las que podía dejar de fumar, pero jamás le había hecho caso.

A fin de cuentas, es imposible ayudar a quien no quiere ser ayudado.

—¿Cómo te va con Harry?

—¿Qué? —lo miró.

—Se ha corrido el rumor de que te han castigado a ser su sirviente. —ahogó una risa.

—Sirviente mis cojones. —se enfadó—. Tengo que ayudarlo porque supuestamente se cayó culpa mía, pero eso no me convierte en su sirviente.

—No te pongas así, solo te he dicho lo que se rumorea.

—Joder. —resopló—. ¿Y a qué viene eso de “cómo te va con Harry”? —hizo las comillas con sus dedos.

—Se nota la tensión que hay entre los dos. —ahogó una risa.

—¿Tensión?

—Tensión sexual.

Una fuerte carcajada salió de entre los labios de Louis, quien comenzó a reír de forma exagerada. Niall lo observó con una mueca en su rostro, pues era consciente del tono irónico de su risa, y lo empujó para que dejara de reírse así.

—Tenemos de tensión sexual lo que tú de rubio natural. —volvió a ponerse serio.

—Repítelo hasta que te lo creas.

—Te estoy hablando en serio.

—Ya, claro, ¿y entonces por qué estás así?

—¿Así cómo?

—Apagado, pensativo. Incluso diría que cohibido.

—Supongo que aún me estoy adaptando a este internado.

—¿Al internado, o a Harry? —lo miró con picardía.

—De verdad, no hay quien te aguante. —resopló.

Volvió a inhalar de su cigarro, esta vez mucho más profundo llenando así sus pulmones de esa sustancia, y expulsó todo el humo grisáceo tras retenerlo en su interior durante unos segundos.

Un juego de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora