5. Susurro de rebelión (parte II)

12.5K 1K 213
                                    


Garrick se unió a ellos a mitad del camino y siguió a los adolescentes hasta la habitación de James acompañado de su fiel maletín, lleno de parafernalia médica mortal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Garrick se unió a ellos a mitad del camino y siguió a los adolescentes hasta la habitación de James acompañado de su fiel maletín, lleno de parafernalia médica mortal. Había estudiado la medicina humana para ejercer la profesión hacía muchísimo, aunque a menudo sus pacientes gozaban de un pequeño empujón mágico. Con Nina no necesitaba discreción, la sonrisa que ella dedicaba pese al dolor en el hombro evidenciaba que no eran desconocidos; había tenido que curarla más de una vez.

—¿Cómo estás, pequeña? —preguntó devolviéndole la sonrisa.

—Bien. Ya he pasado por cosas peores —respondió ella en un tono de lo más resignado y a James no le hizo ni pizca de gracia.

—Aprovecharé para sacarte sangre —le advirtió a la chica cuando estuvo echada en la cama sobre varias toallas, decidiendo no hacer comentarios. Si era un prodigio, al menos podía entender cómo había logrado sobrevivir tantas veces.

Nina terminó abrazando a Scooby, que se había subido a la cama, como si fuera un escudo protector. Miró al sanador, un hombre bajito de sonrisa fácil, pelo oscuro y una piel achocolatada que contrastaba con los trazos plateados del dízar que lo marcaba como illarghir, con un ceño fruncido.

—No tendrías que habérmelo dicho.

Garrick soltó una carcajada.

—Te enfrentas a lobos feroces, puedes con una aguja.

—Las agujas dan más miedo que los lobos —farfulló la chica.

Tanto James como el sanador sonrieron. La reacción natural debería ser huir en dirección contraria. Nina, contra todo pronóstico, seguía confiando en ellos. Incluso siendo la compañera de un hombre lobo, era sorprendente.

—Deberías estar curando a esa mujer en lugar de a mí.

—Ella puede esperar unos minutos más. Al contrario que el tuyo, su cuerpo está intentando regenerarse solo con eficacia y tardarán un momento en llevarla hasta la celda. Estaré allí para entonces. —Le dio una mirada verde severa para que dejara de protestar—. Así que mi querida, queridísima chica valiente que se enfrenta a lobos feroces pero teme a las agujas, ya sabes cómo funciona esto. —Nina asintió e intentó relajarse.

Garrick se tomó un momento para ir a lavarse las manos, dado que necesitaba el roce de la piel contra piel, sin guantes de por medio, para usar la magia. Cuando regresó a la habitación lo hizo con el dízar activándose. Los trazos plateados que le adornaban la piel, que se contorsionaban en remolinos, refulgían con más fuerza que de costumbre y la expresión amable y juvenil en un rostro de facciones maduras dio paso a una más austera, distante.

Con lentitud, Nina apartó la toalla en la que se había estado envolviendo para que él pudiera ver la herida.

Antes de empezar, Garrick posó esa mano vibrante de magia durante un momento en su vientre y James no pudo volver a respirar hasta que el illarghir le sonrió. Una parte de si mismo, aquella que era consciente de que ambos eran demasiado jóvenes e irresponsables como para ocuparse de otras personitas, sabía que quizá habría sido lo mejor, pero el resto de su ser se deshizo en un suspiro cuando tuvo la confirmación de que sus cachorros estaban bien, aferrándose con ganas a la matriz. Le destrozaría que algo que era fruto de su amor, una perfecta combinación de ambos, desapareciera sin más.

Aullido de resplandor [NO ESTÁ COMPLETA. Pausada hasta nuevo aviso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora