2. Avance imparable (parte II)

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Salió tras ella unos segundos después. Como era mucho más rápido, alcanzó el recibidor encharcado antes y pudo atraparla cuando derrapó al verlo; había recuperado la sonrisa. Hacía falta mucho más para conseguir que James Aryon se ensimismara al punto de dejar de perseguir lo que quería. Siquiera la posibilidad de que alguien más viera su numerito lo detendría.

—¿Necesitas calentarte? —preguntó con una sonrisita irresistible. Nina lo apartó con brusquedad, ocultando el sonrojo en un acto tan banal como quitarse la chaqueta antes de que la humedad llegara hasta la ropa.

Los hombres lobo tienen la temperatura corporal más elevada; en los días más fríos era algo habitual verla acercarse a James para robar un poco de su calor y de paso abrazarlo. Aquel día prefería congelarse hasta los huesos antes que ceder. No obstante, se vio obligada a hablarle cuando entraron y notó los murmullos y las miradas llenas de asombro.  

—¿Qué demonios hicimos en esa fiesta? —preguntó Nina una vez llegaron a su taquilla, mucho más cercana a la puerta que la de él. Recordaba todo el proceso que los llevó hasta la cama, pero estaba tan centrada en lo que ocurría entre ambos que todo a su alrededor se desvaneció en un borrón.

—¿Te refieres a cuando me atacaste?

—Yo no hice eso.

—Claro que sí. Te subiste encima de mí. Eres una mujer peligrosa.

—¡Tú metiste las manos bajo mi vestido!

—¿Una chica buenísima encima de mí y yo con las manos quietas? Dije que me has atacado, no que fuera un imbécil. —Dio un golpe a la puerta de metal con el dorso de la mano cuando ella forcejeó sin éxito con las bisagras envejecidas.

—Otra abolladura. A ver cómo lo explico. Y que me hagas la pelota no va a ayudar —dijo mientras miraba fijamente el interior de la taquilla abierta, como si esperara que algún agujero negro se abriera y la tragara, pero lo único que había allí eran libros, un cambio de ropa y fotos de James y el resto de sus amigos. Volvió a cerrarla sin dejar de suspirar tras sacar todo lo que necesitaba. Al menos aun se cerraba—. Solo vete ¿vale? Lo último que quiero ahora es tenerte zumbando alrededor.

James se quitó la sudadera del equipo y la anudó alrededor de la cintura al ver que ella no dejaba de dedicarle miradas fugaces a la marca, como si no se lo creyera del todo. Dado que estaba deseando que la situación se normalizara cuanto antes, iba a ponerle las cosas en bandeja. El frío no era un problema. Los hombres lobo podían regular su temperatura a voluntad.

Su sonrisa se borró al ver que otro chico se acercaba. James no sabía qué le molestaba más: que Paul Shepard no estuviera lo bastante asustado de él como para evitar acercarse a Nina o que en cierta medida él le recordara lo suficiente a sí mismo como para justificar el interés de la chica. Era alto, también de pelo oscuro y ojos de un gris azulado, una pobre imitación del plateado de su familia. No le había sentado demasiado bien darse cuenta de que había empezado a buscarle un sustituto.

Aullido de resplandor [NO ESTÁ COMPLETA. Pausada hasta nuevo aviso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora