Perspectiva

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*Sasuke*

Endulzarle el oído con palabras bonitas. Hipnotizarla con atenciones encantadoras. Crear una cercanía entre ella y yo, de modo que quedara embelezada conmigo, y así hiciera lo que yo le demandaba.
Ese era el plan, no más. Ella se enamoraba de mí y yo conseguía lo que quería.

Engaño, veneno, venganza. Ese era el orden que las cosas debían seguir, pero... Hubo inconvenientes.

Subestime la peligrosidad de toda esta... Variable. ¿Es amor? No. No puede ser. Es imposible.
Sin embargo, he de admitir que había desarrollado sentimientos hacia Sakura, sentimientos ajenos a mi cotidianidad.

Había encontrado una placentera sensación de tranquilidad al verla trabajar diligentemente, los gestos que hacía al concentrarse de manera tan profunda en todo lo que hacía, me resultaban cada vez más atrayentes.

Aún peor, en mi dinámica de seducirla, el que había caído, era yo. Me declaro adicto a todas las respuestas que ese diminuto y cautivador ser producían, pequeños brincos inocentes cuando, de manera juguetona la asustaba, divertidos reproches cuando la molestaba sólo para que me prestara atención, a la cual por cierto, creo que me he vuelto dependiente.

Sip. Me he vuelto dependiente a las atenciones de Sakura, esa dulce mirada, esa cálida sonrisa, esa compañía sanadora... ¿Por qué será? Usualmente trato de mantener cierta distancia emocional con todos quienes me rodean, pero... Ella... ¿Ella logró seducirme? No, ella no posee esa malicia en su persona, entonces, sencillamente adoré su manera de ser. Que ella estuviera para mí, que ella se esforzara en sanarme, era una sensación nostálgica, poco habitual y una que sólo quería que le perteneciera a ella. No sé porqué, y no lograba visualizar como terminaría esto, pero por mientras, sí sabía lo que estaba afectando.

Toda esta atracción mal ubicada, quizá por eso me estaba costando tanto trabajo mantenerme al margen. Dadas mis heridas yo apenas podía moverme de mi habitación, con la puerta entre abierta y desde el piso de arriba, sólo me dedicaba a verla trabajar. Yo no la buscaba y ella apenas sentía mi presencia; al principio observarla era suficiente, pero con los días su ausencia calaba bajo mi piel.

Las cosas no mejoraron cuando Neji comenzó a frecuentarla. Prudentemente, por supuesto, y tampoco es como que yo tuviera razones para estar celoso, no razonablemente al menos, es decir, yo era testigo en primera fila del cariño que él y Tenten se tenían, no había manera en que alguien más cupiera en esos fríos y rígidos corazones; pero aún así, algo quemaba en la boca de mi estómago cuando los veía juntos.

Una noche, cuando decidí que ya era suficiente lastima a mi mismo y estas inconvenientes heridas, me puse de pie (con más trabajo del que me gustaría admitir) y me dirigí al cuarto de la distante pelirrosa, quería continuar con mi cortejo antes de que ella olvidara su atracción, o peor, que la abstinencia me carcomiera a mí. Pero cuando llegué a su puerta y la vi abierta sutilmente, sólo pude apaciguar mi respiración y escuchar lo que pasaba del otro lado.

Era la voz de Neji.

"... Ahí lo tienes, todo lo que me pediste. Es tu turno de cumplir, dame eso que necesito, o habrá problemas..."

Un mar de posibilidades recorrieron mis pensamientos, y sin poder seleccionar una en especifico, mis intenciones de irrumpir en la habitación se vieron frustradas por la nauseabunda sensación en mi garganta. Había olvidado tomar mi medicina, y combinado a lo que acababa de escuchar... Debía correr al baño si no quería que mi imagen digna se manchara frente a mis subordinados.

De ese incidente habían pasado más o menos tres o cuatro días, no lo sé, no había podido dormir muy bien. Neji apenas pasaba tiempo aquí, Jugo se la pasaba fuera recolectando información y Suigetsu nunca había sido de estar en un lugar fijo, a él le encargaba mantener en orden las otras guaridas, sí a él, que ni siquiera puede mantener en orden su habitación, supongo que se hace lo que se puede con lo que se tiene.

En manos de un terrorista (historia Sasusaku)Where stories live. Discover now