—¿Me echabas de menos? —comenzó a reír.

—Madre mía, no sabes tú cuánto.

Niall revolvió su pelo en un gesto cariñoso a sabiendas de que no lo querría abrazar, y Louis se quejó como de costumbre, volviendo a peinarse con las manos.

—Si estás despeinado igual, que más te da. —caminó hasta las mesas del fondo.

—Estoy guapísimo y eso te jode.

—Egocéntrico.

Se sentaron en las dos mesas que había al fondo de la clase, y Louis bufó poniendo una mueca al notar varias miradas sobre ellos.

No le gustaba en absoluto ser el centro de atención, o la fuente de todas las miradas, fuera cual fuera el motivo. Odiaba no poder pasar desapercibido, y lo peor, era que siendo el nuevo no podría hacer eso.

—Siéntense en vuestros asientos, por favor.

Louis miró hacia el frente, viendo a un hombre de unos cincuenta años caminar en paso firme hacia su escritorio, justo en diagonal a donde se sentaba él.

Comenzó a pasar lista como era de esperar, y Louis frunció el ceño esperando su nombre, hasta que lo escuchó.

—Harry Styles.

La clase entera hizo silencio, y la mirada de Louis recorrió el lugar en busca de una mano alzada, pero no la encontró. En su lugar, una risa burlona junto a un “presente” se hizo escuchar justo en la mesa que había delante de él, y lo observó.

Estaba de espaldas, pero lograba ver su compostura inadecuada, ligeramente acostada sobre la silla como si no tuviera respeto alguno por su profesor. Su pelo castaño, rizado y color chocolate era algo que destacaba de él, y su vestimenta clásica de un adolescente de su edad, delató que tendría unos diecinueve años aproximadamente.

Un golpe de Niall alertó a Louis, quien había quedado sumido en sus pensamientos, y lo miró serio por interrumpirlo.

—¿Qué demonios quieres? —murmuró enfadado, mirando a su amigo.

—Señor Tomlinson, soy yo quien le está llamando.

Miró hacia el frente encontrándose con el rostro serio de su profesor, quien lo miraba por encima de sus gafas, y suspiró alzando la mano.

—Presente.

—Así que este es el nuevo, ¿no? —rió Harry, mirándolo con aires de superioridad.

—El mismo, ¿algún problema? —lo encaró.

Un silencio abismal se formó en la clase, haciendo que una fuerte tensión se concentrase en ese mismo lugar mientras Harry y Louis se miraban desafiantes, ambos sin ninguna intención de perder esa batalla.

—No me vaciles, niño. —advirtió Harry.

—Niño dice, ¿acaso eres mi abuelo? —comenzó a reír.

Un “uuhh” a coro de toda la clase se escuchó con claridad mientras continuaban mirándose, y Louis sonrió al verlo enrojecer de la rabia que sentía en ese mismo momento.

—No sabes dónde te estás metiendo. —amenazó Harry.

—Me das pena. —lo miró.

—Eres hombre muerto, Tomlinson. —murmuró con rabia, acercándose a él.

—Mira como tiemblo. —se acercó más.

—¡Basta! —gritó el profesor, golpeando la mesa con fuerza—. ¡Harry, Louis, al despacho de la directora!

Un juego de dosWhere stories live. Discover now